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El Barcelona ganó su undécima Supercopa de España

1377717938_371098_1377731357_album_grandeEl Barcelona ganó su undécima Supercopa de España por el valor doble de los goles en campo contrario tras una batalla durísima con el Atlético, que vendió muy cara su piel, competitivo hasta la médula una vez más. Sufrió de lo lindo el Barça, sostenido por Valdés en los peores momentos. El Atlético cayó con la cabeza muy alta, siendo mejor en muchos momentos de la eliminatoria.

El guion del partido se ajustó a lo previsto. El Barcelona se armó de paciencia y trató de desarmar a un Atlético que luchó cada metro, como siempre. Generar espacios contra este Atlético es una tarea titánica. Los rojiblancos son una roca defensivamente, muerden en cuanto pueden y hacen peores a todos sus adversarios. Eso sí, en el Camp Nou salió unos metros más atrás de lo que lo hizo en el Calderón, defendiendo muy cerca de su área. Eso se unió al buen arranque del Barça, que acumuló dos buenas ocasiones en diez minutos. Algo extraño porque el Atlético acostumbra a conceder muy poco.

Después de esas dos llegadas (la primera tras un pase fabuloso de Busquets que desbarató Filipe en una acción defensiva soberbia con Messi), al Barça le costó un mundo. El Atlético no se arrugó. Continuó con las ayudas constantes, con la pierna fuerte, con el esfuerzo indesmayable. A partir de los tres cuartos, el Barça se encontró con un problema de difícil solución, por más que Martino juntara a Neymar y Messi en el once. No había espacio para regatear ni tampoco encontró la forma el Barça de filtrar buenos pases.

El Atlético fue creciendo minuto a minuto, al punto de que al descanso el Barça se fue con el miedo en el cuerpo. Tardó 35 minutos en montar una buena contra, aunque ya antes había empezado a poner el partido donde le gusta. Después, antes del descanso, Valdés hizo la parada de la eliminatoria ante Arda Turan. El Atlético trenzó una jugada fabulosa y el turco hizo un recorte delicioso ante Piqué. Su derechazo, durísimo, lo rechazó Valdés con una mano prodigiosa. El Barça echará de menos a este porterazo.

En la segunda parte, consciente de que necesitaba un gol para llevarse la eliminatoria, el Atlético comenzó dando un paso adelante, jugando en campo del Barcelona. Tuvo dos o tres llegadas de cierto peligro y exigió otra buena mano de Valdés a un disparo de Villa, que estuvo desconectado del juego pero sacó el periscopio en esa jugada. El Barça estaba cada vez más desquiciado, inconexo, muy impreciso. El dueño del partido era el Atlético, al que si algo le falta es juego y bien que lo pagó. Las carencias del Atlético con el balón. Sin él, se sabe la lección al dedillo. Durante un cuarto de hora, el Barça estuvo aturdido.

Como sucediera en el partido de ida, el Atlético terminó pagando el esfuerzo. Mantener esa intensidad durante los 90 minutos roza lo imposible. Eso también es una virtud del juego del Barcelona, terminar agotando al rival. Se le terminó el gas al Atlético y el Barcelona encontró de nuevo la pelota. Gozó de más espacios y llegó más al área, pero ni así fue capaz de batir a Courtois. Y eso que gozó de un penalti muy al final del encuentro, pero Messi lo mandó al larguero. Este Atlético es un animal competitivo y ni en los malos momentos se descompone. La expulsión de Filipe Luis por agredir a Alves terminó de sepultar sus aspiraciones. Después de 180 minutos de intensísima batalla, decidió el gol de Neymar en el partido de ida.

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