Brasil es un caos a la espera del Mundial 2014
La Copa de las Confederaciones fue un trago muy amargo para la FIFA con su presidente Joseph Blatter y su secretario general Jerome Valcke a la cabeza. Tampoco el gobierno de Dilma Rousseff salió bien paradao. Las manifestaciones populares fueron constantes en contra de la celebración de la Copa del mundo en Brasil el próximo verano y de rebote, los posteriores JJ.OO en Río de Janeiro.
Los ataques hacia el organismo futbolístico, con el ex barcelonista Romàrio, ahora político parlamentario a la cabeza, fueron muy, pero que muy duros, con graves acusaciones a los ‘fifos’ y a los gobernantes por el excesivo gasto público en la infraestructura de las instalaciones deportivas en el país. Esa Confederation Cup, sin duda, ha influido para que el sorteo de la fase final del mundial de Brasil 2014 se celebre en un resort de Costa da Sauípe, fácil de aislar policialmente, con plena seguridad y tranquilidad para la FIFA. Ante todo parece que han querido asegurar el normal desarrollo del sorteo del próximo viernes (17 horas en España) que va a ser transmitido en directo a 193 países. Se va a celebrar a 100 kilómetros de Salvador, en el estado de Bahía, lejos de las metrópolis de Río de Janeiro y Sao Paulo donde fueron más duras las protestas populares el pasado verano.
Tan seria fue la cosa que la FIFA llegó a dudar en si cambiar la sede de la Copa del mundo de 2014, pero, al final, se descartó la posibilidad de llevar el campeonato a EE.UU. La manifestación del 17 de junio, con más de 250.000 personas en la calle hizo dudar a las autoridades hasta si aplazaban la final de la Copa Confederaciones que jugaban Brasil y España. Resulta chocante que un país como Brasil, que lleva el fútbol en la sangre, esté dando la espalda de esta forma a la Copa del Mundo, a un torneo sagrado que la ‘canarinha’ ha logrado en cinco ocasiones.
Pero una cosa es el Pentacampeao y otra muy diferente la realidad social del país que, por un lado se ha convertido en potencia mundial por sus recursos a nivel mundial, pero, por otro, ha aumentado la diferencia social de clases con mucha necesidad, que se han empobrecido aún más a la vez que se ha disparado el número de millonarios. Los años de euforia económica bajo mandato del popular presidente Lula, han dado paso a la actualidad en que no se va a cumplir el 2,5 por ciento de crecimiento que tenía previsto e gobierno de Dilma Rousseff que ha visto como la inflación se dispara.
Además, la corrupción se mantiene a todos los niveles y en todos los estamentos del gigantesco país de más de 200 millones de habitantes. El gobierno ha invertido más de 16.000 millones de dólares en un plan que debía correr a cargo de entidades privadas. Y ese dinero ha perjudicado a diversas actividades desde educación a hospitales y asistencia médica, tal y como ha denunciado Romàrio.
Dudas en los estadios
El Comité Ejecutivo de la FIFA maneja estudios independientes, realizados por ingenieros y técnicos europeos, que ponen en duda que el 31 de diciembre estén todos los estadios y obras de infraestructura acabadas como estaba previsto.
Nadie puede asegurar como estarán los estadios de las 12 sedes mundialistas y, siquiera, si el campo de San Paulo, el del Corinthians que albergará la inauguración y que sufrió un serio accidente con dos obreros muertos, estará disponible. Ya se maneja un plan B para llevar esa inauguración a Maracaná (Río de Janeiro) o a Brasilia. Eso sin mencionar las serias carencias en transportes (caos en los aeropuertos), carreteras intransitables y ausencia de trenes, con problemas en las redes sociales.
Los hoteles estarán por las nubes (han aumentado los precios un 400 por cien) y hay mayor demanda que oferta en determinadas sedes. Junto al estadio de Sao Paulo, los problemas están también en los de Curitiba, Cuiabá y Manaus.
Por si faltaba algo, la organización y la FIFA han establecido un anillo de seguridad de dos kilómetros alrededor de los estadios por lo que las fiestas populares habituales de música, restauración y demás no se podrán celebrar, causando un perjuicio para esa economía sumergida tan importante en Brasil y en sus barrios extremos.
Todo ello va a influir en las proximas elecciones en que Dilma Rousseff se la va a jugar en octubre de 2014, una vez celebrado el mundial. Claro que si Brasil logra su sexto mundial con el equipo de Felipao Scolari, seguramente, las cosas se verán de forma diferente.