Los Lakers logran su victoria más surrealista en Cleveland
En una temporada atípica los Lakers lograron su victoria más atípica. No evitaron que llegara a 16 la racha de partidos en los que el rival les hace al menos 100 puntos pero sí dejaron en siete su racha de derrotas y para hacerlo acumularon desgracias y anécdotas para completar uno de los triunfos más surrealistas de su generalmente brillante historia.
Los angelinos no sólo batieron su récord histórico de triples en un encuentro (18) sino que acabaron jugando con el pívot Robert Sacre a pesar de que éste ya había cometido las seis faltas personales. Un hecho insólito que siguió al aumento de la plaga de lesiones que les lastra: sin Kobe, Hill, Meeks ni Pau Gasol, y con Nash vestido de calle, llegaron a Cleveland con ocho jugadores disponibles. Nick Young se lesionó, Chris Kaman fue eliminado y Jordan Farmar se resintió de sus problemas físicos en el día de su vuelta. Resultado: cuando Sacre cometió la sexta falta a falta de 3:32, tuvo que seguir en pista con la condición, una vez desempolvada el reglamento, de que cada falta que cometiera sería sancionada con una técnica. La situación rozó lo esperpéntico cuando Nash corrió al vestuario para volver con el uniforme y ocupar su sitio en el banquillo.
El triunfo necesitó además de héroes y hubo dos principales en los angelinos: el novato Ryan Kelly, que sigue aprovechando sus minutos y se fue a 26 puntos (la mejor marca de su carrera) y 6 rebotes. Y sobre todo el base Steve Blake, recién recuperado de su lesión y que firmó su primer triple-doble: 11 puntos, 10 rebotes, 15 asistencias. Jordan Farmar, otro que volvía tras convalecencia, se fue a 21 puntos antes de sufrir sus problemas físicos.
Los Cavaliers, que tampoco andan faltos de problemas internos, siguen con su caída en picado en el que debía ser el año de su consagración y perdieron su sexto partido consecutivo a pesar de los 27 puntos de CJ Miles. Varejao termiinó con 15 puntos y 13 rebotes pero Kyrie Irving se quedó en 11 puntos y vio todo el último cuarto desde el banquillo. Al menos templó los ánimos después del partido y asumió con naturalidad su ausencia de la pista. La segunda era del ex laker Mike Brown, sin embargo, va de mal en peor en Ohio.