Royce White debuta 631 partidos después de ser drafteado
Royce White (22 años, 2,03) ha debutado en la NBA 631 días después de haber sido drafteado en el puesto 16 por los Houston Rockets en 2012. A pesar de haber sido sólo 56 segundos en la derrota de Sacramento Kings contra San Antonio Spurs, es todo un logro para un jugador cuya presencia en la NBA parecía ya una quimera.
El ala-pívot de Minneapolis es un jugador especial dentro de la Liga. Antes de su elección como jugador de la NBA, anunció al mundo que sufría una enfermedad mental, un trastorno de ansiedad, surgido a los diez años cuando un amigo suyo, LaDream Yarbrough, casi muere por un problema cardiaco hasta entonces oculto. Este hecho cambió para siempre a Royce White.
Su enfermedad le impide, entre otras cosas, viajar en avión. Un problema dentro del baloncesto estadounidense que invierte casi la mitad de su tiempo en desplazamiento por todo el país.
Su posición en el draft no se vio muy afectada por esa proclamación. Elegido en el puesto 16 por la franquicia tejana, sus problemas con la misma fueron creciendo por su dificultad para amoldarse a su nuevo rol profesional. Nunca llegó a debutar con Houston, quien incluso le permitió hacer los desplazamientos del equipo en autobús.
Las palabras cruzadas entre la franquicia y White, con Twitter como gran protagonista, fueron en aumento cuando fue asignado al filial de los Rockets en la D-League, Rio Grande Valley Vipers, junto a otros dos ‘rookies’, Scott Machado y Donatas Motiejunas. Incluso se negó en varias ocasiones a participar en el segundo equipo.
La relación Houston-White acabó al finalizar la pasada temporada. A pesar de tener una cierta regularidad en el filial, no entró en ningún momento en los planes de Kevin McHale e hizo las maletas caminó Filadelfia por futuros proyectos de draft. Los Sixers le mantuvieron en sus filas sólo la pretemporada.
Y ante una situación que parecía estar abocada a la retirada sin estrenarse en la Liga, apareció Sacramento para hacerse con sus dudosos servicios. Los Kings esperan poder reconducir a un jugador cuyo potencial se prevé mayúsculo. Capaz de anotar y contribuir en todas las disciplinas del juego, gracias a su inteligencia y capacidad de distribuir desde el poste, se espera el retorno de un jugador que fue capaz de medirse de igual a igual en su periodo universitario a Anthony Davis (número uno de su drat), Thomas Robinson (quinto) o Harrison Barnes (séptimo).
El partido de esta noche no es definitivo. Puede ser el primer escalón de una carrera prometedora o una simple ilusión. Sólo el tiempo dirá cuál de las dos opciones es la correcta.