Spurs: 18 seguidas a costa de unos Pacers que ceden el Este
Eso pasó en Indiana: los Pacers, en marchas cortas y con el motor echando humo, apenas vieron venir de frente una luz negra y plateada que les sacó de la pista: 77-103.
Ahora mismo no queda casi nada de los Pacers que eran el terror de la Liga hasta poco antes del All Star Weekend. Ni la defensa de registros históricos ni el ataque colectivo y saneado. Nada. Al menos vieron en directo cómo opera un equipo que sí está en el momento adecuado en el estado de forma apropiado: los Spurs suman 18 victorias seguidas, récord de una franquicia que no para de batir récords. El anterior, diecisiete, se remonta a la temporada 1995/96. Todavía sin Tim Duncan y sin Popovich como entrenador (era Bob Hill). Y con David Robinson como líder secundado por otros que son ahora técnicos: Del Negro, Avery Johnson, Doc Rivers… Más datos sobre la dominación absoluta que ejercen ahora mismo las espuelas tejanas sobre la NBA: llevan 16 triunfos por 20 o más puntos de diferencia, más que nadie, y en esta racha de 18 victorias han ganado por un margen medio de 16’6 puntos. ¿Impresionante? Sí. ¿Increíble? No: San Antonio Spurs.
Un parcial de 18-34 en el último cuarto decidió el partido a favor de un equipo que no pierde desde el 21 de febrero, en Phoenix. En realidad fue un ejercicio de impotencia de los Pacers, que encajaron un 0-15 temprano y un 2-15 postrero para entregar el partido a los Spurs, que se divirtieron con su rival como un gato con un ovillo de lana y con su habitual precisión quirúrgica. Tony Parker anotó 22 puntos después de haber hecho 16 en total en los últimos tres partidos y Tim Duncan, con problemas de faltas al principio, se quedó en 9 y 6 rebotes. A los Spurs (58-16) les quedan ocho partidos y a los Thunder (54-19), que están tres y medio por detrás, nueve. Miami e Indiana quedan muy lejos así que parece que el quiera ser campeón tendrá que ganar al menos un partido de playoffs en San Antonio.
En el extremo opuesto quedan unos Pacers definitivamente en barrena en el peor momento y que por primera vez en toda la temporada se ven por detrás del archienemigo Miami Heat (51-22 por 52-23), todavía con un duelo de Regular Season pendiente… y en Miami. Veremos si sirve como acicate o si hunde definitivamente a un equipo al que le quedan ya pocos argumentos más allá de su capacidad para llevar al límite al campeón en los duelos directos. Indiana, una sombra, ha perdido tres partidos seguidos y lleva seis partidos seguidos sin alcanzar el 40% en tiros de campo y superando sólo en uno los 80 puntos, precisamente ante Miami.
Nadie de la segunda unidad anotó más de 7 puntos, Bynum sigue fuera con las rodillas en cuarentena y Hibbert aireó el malestar que hay ahora mismo en el vestuario pacer: “¿Miami son ya líderes del Este? Bien por ellos, nosotros no merecemos serlo”. Un día antes, el pívot ya había puesto en solfa el juego y la mentalidad de su equipo: “Hay jugadores demasiado egoístas en este equipo pero ya estoy cansado de hablar de ello, llevamos un mes hablando de ello. Cuando llegué este equipo jugaba todo por fuera. Luego se fichó a West y se suponía que teníamos que ser un equipo que se basara en su poder interior. Pero no sé… esto es la NBA y aquí las cosas cambian constantemente”.
Es el momento, en su mayor crisis de los últimos tres años, de comprobar de qué madera están hechos estos Pacers que parecían llamados a acabar con la hegemonía de los Heat, que de repente miran de nuevo confiados desde su trono de South Beach…