Rafa Nadal abre Roland Garros arrollando a un débil Robby Ginepri
Rafa Nadal ha debutado en el segundo estadio de Roland Garros, la pista Suzanne Lenglen, pero ha dejado esta decisión de la organización en mera anécdota comportándose como el ocho veces campeón del torneo y número uno mundial que es.
Ha arrollado a su rival, el estadounidense Robby Ginepri, 6-0, 6-3 y 6-0 en 1h.42′, metiéndose en segunda ronda, ante el austríaco Dominic Thiem, 20 años y 57 del mundo, verdugo del francés Paul-Henri Mathieu, 6-4, 7-6 (7-3) y 6-2. El centroeuropeo es debutante en París, pero actualmente tiene mucha más entidad que el norteamericano.
Ha sido una victoria por KO, previsible porque la diferencia entre Nadal y Ginepri es abismal. El norteamericano, 31 años y 279 del ranking mundial, vivió su mejor momento profesional en un lejano 2006, cuando fue el 15º del mundo. Y tampoco entonces era un adversario importante en tierra, donde suma sólo 14 victorias y 35 derrotas.
Un accidente de bicicleta en 2010, con operación en el codo izquierdo, paralizó su carrera profesional. Con la victoria en un Challenger logró la plaza de invitado reservada a la federación de su país (USTA). Un regalo envenenado cuando el cuadro le emparejó con Rafa Nadal.
Bien el manacorí pensando que no ha dudado en ningún momento y que ha ido mejorando el juego paulatinamente, concluyendo el encuentro en recital de golpes. Además, ha reaccionado perfectamente ante el único problema, una bola de rotura en contra con un 1-2 en la segunda manga, en pleno paréntesis de ebullición de Ginepri jugándose cada punto a cara o cruz.
Nadal ha hecho tres puntos magníficos para evitar liarse. Y se ha lanzado con comodidad hacia la siguiente eliminatoria. Compromiso ideal para soltar los nervios propios de un Grand Slam y afinar golpes, coger ritmo, sin desgaste ni físico ni emocional. Además, el manacorí ha sorteado una lluvia que retrasó la jornada y provocó un parón de hora y media posteriormente. Eso sí, respetó el estreno del campeón.
Fácil para Nadal, a la espera de un reto mayor para calibrar el estado de forma del campeón de Madrid y finalista de Roma.