Austria es la referencia y el cerebro del Mundial de F-1
Klien, Friesacher y Wurz son los últimos pilotos austriacos de la Fórmula 1. Nombres que pasaron casi sin hacer ruido y que no lograron mantener el alto nivel de otros compatriotas que les precedieron. Austria fue un país de referencia en las últimas décadas del siglo XX (en especial en los años 70 y 80)… y ahora ha recobrado gran importancia en los despachos que deciden el Mundial, superando a países como Italia y Gran Bretaña, otrora los dominadores del Mundial, que hoy ven con envidia cómo un pequeño país centroeuropeo es el cerebro del deporte que ellos inventaron e hicieron grande.
Los éxitos en los circuitos de Niki Lauda (tres títulos, 25 victorias y 54 podios), Jochen Rindt (un título, seis victorias y trece podios) o Gerhard Berger (diez victorias y 48 podios) han dado paso a la tiranía de Red Bull desde 2010 y a la irrupción de un gran Mercedes liderado por dos vieneses: el propio Lauda y Toto Wolff.
Y este fin de semana, el trazado de Spielberg, en el estado de Estiria que también incluye a Sankt Marein im Mürztal, el pequeño pueblo que vio nacer a Dietrich Mateschitz, acoge el GP de Austria. Una cita que regresa once años después. Y lo hace en casa del equipo energético, ya que compró el circuito en 2009. Una demostración de poderío e influencia que también queda patente en los resultados: Austria manda en una F-1 de ingenieros y diseñadores dirigiendo a las dos escuderías que se reparten las siete victorias de 2014 y 52 de las últimas 84 (62%). Casi nada.