Los templos y feligreses de la NFL
La Temporada 2015 de la NFL, que será la número 96 de la historia, está a la vuelta de la esquina y con ella se aproximan 17 semanas de calendario regular llenos de impacto, sangre, sudor y una que otra lágrima.
Los favoritos están marcados: New England, Indianápolis, Seattle y Green Bay parten como los más serios aspirantes a jugar el Super Bowl 50 el 7 de febrero del 2016 en el Levi’s Stadium de San Francisco.
Pero más allá de lo que pueda ocurrir en los emparrillados, hay mucho más que hace de la NFL la mejor liga de futbol americano. Sus aficionados y los estadios forman parte elemental del éxito del deporte en los Estados Unidos y más allá de sus fronteras; por ello, aquí un recuento de cinco templos y feligreses que esperan con fervor “religioso” el Kickoff del jueves.
LOS ‘CABEZAS DE QUESO’
Lambeau Field es uno de los estadios con mayor historia dentro de la NFL, además de ser casa de los cuatro veces ganadores del Super Bowl, los Green Bay Packers; pero más allá de lo que este inmueble guarda como memorias desde su apertura en 1957, existe algo que le hace único: sus aficionados.
Los apodados “Cabezas de Queso” han visto por generaciones —literalmente— a su equipo, ya que los boletos se heredan entre familiares, por lo que hay aficionados que vieron jugar a Bart Starr, otros a Brett Favre o a coaches como Vince Lombardi y Mike Holmgrem.
Pese a que las condiciones climáticas son “inclementes” en el invierno —recordar el Tazón del Hielo contra los Dallas Cowboys un 31 de diciembre de 1967—, nunca verás un hueco en el Lambeau, porque apoyar desde las gradas a los Packers es un ritual sagrado para la gente que habita en esta región del estado de Wisconsin.
LA CIUDAD QUE NUNCA DUERME
Si bien Nueva York no es conocida por tener la afición más apasionada, entregada o sui generis de la NFL, esta ciudad presume el estadio más caro de toda la liga (MetLife Stadium), que es el único que funge como sede de dos franquicias: NY Jets y NY Giants.
Mientras que los primeros solamente han ganado un “Partido Grande”, su contraparte ha alzado cuatro veces el trofeo de Campeón, aunque ambos en últimas fechas no han dado alegrías a sus fanaticadas.
La Gran Manzana es un mercado inigualable, en el que todo profesional quiere desenvolverse, y si no, pregúntenle a Eli Manning.
UNA ‘PERRERA’ FIEL COMO POCAS
Aún cuando vieron desaparecer a su franquicia para mudarse a Baltimore en 1996, aunque jamás han llegado al Super Domingo y pese a que su máxima figura —Jim Brown— jugó su último partido hace más de medio siglo, los seguidores de los Cleveland Browns se mantienen estoicos en “La Perrera” cada temporada con la firme esperanza de que algún día las cosas mejorarán.
Cleveland es una ciudad “perdedora” por antonomasia a nivel deportivo, con los Cavaliers y sus vitrinas vacías en la NBA, además de los Indians y su título de MLB más reciente en 1948; tal es la necesidad de éxito o de un referente que la organización de los Browns tiene retirado el número 45 de Ernie Davis, corredor que estaba llamado a ser el sucesor de Jim Brown, pero que fue diagnosticado con leucemia en 1962 y jamás se enfundó el uniforme del equipo para un partido oficial.
EL UNIVERSO PARALELO DE LOS RAIDERS
No existe fanaticada tan peculiar y pintoresca como la de los Oakland Raiders. Cualquier partido en el Coliseum es el mejor pretexto para dejar salir ese “personaje” que llevan dentro y disfrazarse con motivos negro y plata.
Una franquicia con mucha historia, ganadora de tres anillos de Super Bowl, pero que desde hace más de una década no figura en los primeros planos; sin embargo, eso no impide a la Nación Raider alimentarse del espíritu de Al Davis, John Madden, Ken Stabler, Marcus Allen y demás leyendas para generar un ambiente incomparable en su estadio y demostrar que los “corsarios están listos para nuevamente zarpar hacia aguas placenteras”.
THE SOLDIER FIELD
Inaugurado en 1924, la “cueva” de los Chicago Bears es el estadio más viejo de la NFL, aunque su antigüedad no le hace vetusto, sino un verdadero templo del futbol americano.
Por su emparrillado han desfilado leyendas como Dick Butkus y Mike Ditka, además de uno de los propietarios pioneros de este deporte: George Hallas.
Curiosamente, en sus más de 90 años de vida, el Soldier Field jamás ha albergado un Super Bowl, ya que las condiciones climáticas de la ciudad son el impedimento principal para celebrar el juego más importante del año en pleno invierno.