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Alzamora, Aspar y Sito ya conquistaron Argentina

1398205827_077967_1398205916_noticia_grandeArgentina regresa este fin de semana al calendario del Mundial de motociclismo con la celebración de su décimo gran premio. A diferencia de los nueve anteriores, donde no siempre se disputaron todas las categorías, esta vez no será en Buenos Aires sino en Termas de Río Hondo, en la provincia de Santiago del Estero, en medio de la nada, a 1.080 kilómetros de la capital. Allí viajan, entre otros, Alzamora, Aspar y Sito, tres campeones ya retirados que ahora empujarán desde el muro para que los Álex, Márquez o Rins, pupilos de Emilio, Terol o Torres, los de Jorge con más opciones de victoria, y Maverick, el de Pons que viene de vencer en Texas, ganen en un país donde sólo ellos y Nieto, que lo verá desde casa, lo han hecho para España.

Hace años ya que el doce más uno no ejerce de jefe de equipo, pero también le une un recuerdo inolvidable con Argentina desde el muro, al margen de sus victorias en 125cc, en 1981 con la Minarelli y al año siguiente con la Garelli. Sucedió en la última carrera de 1999, la que coronó campeón a su piloto, Alzamora, en un final de infarto, aquél en el que Melandri se volvió loco y, viendo que no le valía la victoria para el título al acabar el ilerdense segundo, intentó tirarle varias veces sin éxito. Aquel año el mentor de Marc Márquez no necesitó ganar ninguna carrera para alcanzar la gloria, pero se recuerda más aquel segundo que le valió un título, que su victoria argentina cuatro años antes, en 1995 arrasó en 125cc y cruzó la meta con doce segundos sobre Tokudome y Raudies.

En el caso de Aspar, regresar a suelo argentino tiene un sabor especial, fue aquí donde logró la última de sus 37 victorias, el 25 de septiembre de 1994, hace casi veinte años. El valenciano se impuso a Ueda por tres décimas en un espectacular duelo en el que recuperaba frenando más tarde que nadie lo que perdía en las rectas. “Han pasado veinte años ya. Cuando pienso en las carreras las vivo como si fuera ayer, aún recuerdo qué marcha engranaba en cada curva de cada circuito. Me sorprende incluso a mí mismo. En Argentina, Ueda me pasaba en las rectas y yo se la devolvía en las curvas. Yo frenaba más tarde y trazaba mejor que Noboru, pero entonces las Honda corrían mucho, era complicado hacerles frente. Fue un final espectacular en el que no había ninguna estrategia clara. Era cuestión de todo o nada, sólo me valía ganar”, recuerda el de Alzira sobre su batalla a lomos de una Yamaha que perdía hasta 20 km/h de punta en las rectas.

Y respecto a Sito, aquel triunfo argentino suyo de 1987 fue el cuarto de su exitosa trayectoria en 250cc, donde se impuso 15 veces, y la antesala de los dos títulos consecutivos que conquistaría en 1988 y 1989, ganando en Buenos Aires con sólo 19 centésimas sobre Sarron y pegados a ellos Shimizu y Cadalora.

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