Argentina, éxtasis en los penaltis
Argentina venció a Holanda en la tanda de penaltis (4-2) de un partido marcado a fuego por la discusión táctica y jugará la final de la Copa del Mundo. Encuentro que acabó 0-0 en el tiempo reglamentado, y no en victoria argentina en el añadido sólo porque Palacio y Maxi Rodríguez se perdieron goles de forma increíble ante Cillessen a los 115 y 116 minutos. La albiceleste le cerró las vías de conexión a Robben y Van Persie, con lo que Holanda, que lució ese color en su camiseta y pantalones blancos, acaso para tratar de vencer los fantasmas del pasado, jamás encontró profundidad. Mientras tanto, la oranje llenó de obstáculos la pista que suele utilizar Lionel Messi en tres cuartos de cancha para disparar sus eslálones, y cuando Leo logró escapar, apareció Bruno Martins Indi para hacerle un par de placajes propios del rugby. El segundo de ellos en el primer tiempo le valió ver la tarjeta amarilla a los 44 minutos.
Fútbol y ajedrez no resisten muchos puntos de comparación, pero la segunda semifinal de la Copa del Mundo los acercó mucho. Tanto Argentina en su versión actual, como la Holanda que se ha visto tras el partido contra México, son equipos decididos a trabajar los partidos desde la paciencia y el juego posicional. Ninguno de los dos equipos se permite a sí mismo que las emociones interfieran en su planteo. Lo ocurrido en la primera semifinal entre Brasil y Alemania, llevó a Sabella y Van Gaal a tomar nota de lo que puede suceder cuando se pierde el norte sobre el terreno de juego, y la catastrófica caída de Brasil fijó aún más sus respectivas propuestas y esquemas.
Argentina y Holanda ofrecieron en el Arena Corinthians un espectáculo con demasiados instrumentos de viento, pero ninguno de percusión. Entonces el detalle que debía decantar la suerte del partido nunca apareció en escena. Ni Wesley Sneijder, con un disparo defectuoso a los 12 minutos ni la tozuda insistencia de Arjen Robben por bombear balones al área albiceleste para un Robin Van Persie inofensivo, le permitieron siquiera generar sensación de peligro a los oranje en el primer tiempo. Sergio Romero, con sus puños, alejó cualquier posibilidad de inquietud en su área.
Snejider, el hombre que a poco de llegar al Real Madrid, hace unos años, llegó a ser comparado de manera muy osada por un sector de la prensa capitalina con el mismísimo Alfredo Di Stéfano -homenajeado antes del choque-, no fue ni de lejos el conductor que su equipo reclama. Lo mejor en materia ofensiva durante todo el partido lo produjo Argentina, empezando por una combinación entre Higuaín y Enzo Pérez por la derecha, que obligó a Ron Vlaar a intervenir con falta para arreglar un desaguisado de Martins Indi y Daley Blind a los 14 minutos. Jasper Cillessen se quedó con el tiro libre directo de Leo Messi sin dar rebote.
Alejandro Sabella movió el banquillo para intentar ganar velocidad al dar entrada a Rodrigo Palacio en lugar de un extraordinario Enzo Pérez que acabó desfondado, y a un recuperado Sergio ‘Kun’ Aguero por Gonzalo Higuaín, a quien perjudicó notablemente la terna arbitral. El línea turco Bahattin Duran le invalidó un gol legal por fuera de juego inexistente sobre la media hora del segundo tiempo. Bajo la lluvia, Argentina tuvo mayor continuidad y se exprimió en busca del gol. Holanda, que en el alargue dio entrada a Huntelaar por Van Persie, sólo vulneró el cerrojo defensivo argentino a los 90 minutos, con una internada de Robben, cuyo intento de remate abortó Javier Mascherano, el quinto fantástico. Un ‘Masche’ que se recuperó tras sufrir una ligera conmoción cerebral en los 90 minutos para contagiar a sus compañeros antes del comienzo del tiempo extra con una arenga que subrayó su carácter inolvidable como mariscal de campo.