El 72-10 de los Bulls, la proeza que sigue siendo inalcanzable
Indiana Pacers se dejó remontar 17 puntos en Orlando y perdió in extremis (93-92). La derrota es la cuarta en los últimos diez partidos para el mejor equipo de los que va de Regular Season, que queda ahora con un balance de 39-11 después de llegar a la barrera de 50 partidos. Una marca desde luego imponente, basada en su poder como local (24-2). Pero una marca que, un año más, hace que ningún equipo vaya a llegar con opciones de igualar o superar el mítico 72-10 de los Bulls ni siquiera al All-Star Weekend.
En cuanto se reúne un equipo de nombres atronadores, surge en las tertulias veraniegas el debate: “¿Y se es este año? ¿Podrían estos…?…” Pero nadie puede. En los últimos tiempos ni los Celtics del Garnett, Pierce y Allen; ni los Heat de LeBron, Wade y Bosh; ni los arquitectónicos Spurs de Popovich. Ni por supuesto los Lakers de Nash, Gasol, Bryant y Howard que se descompusieron antes de nacer o, mucho antes, la unión estruendosa también en púrpura y oro de Kobe con Shaquille O’Neal, Karl o Malone y Gary Payton.
Esa barrera del 72-10 parece inalcanzable en la NBA actual. En aquellos míticos Bulls de la temporada 1995/96 coincidió un Este no demasiado competitivo con un equipo incapaz de no salir a ganar cada noche. Lo dirigía Phil Jackson y lo propulsaba, claro, el genio obsesivo de Michael Jordan. Todos los que formaban parte de ese equipo han coincidido después en que habría sido imposible esa carga casi hipnótica de noches dando el máximo de no ser por el carácter estajanovista y caníbal de Jordan. Aquel equipo iba en ruta hacia el cuarto anillo, el primero del segundo threepeat tras la primera retirada y el paso por el béisbol de Air Jordan. Sólo perdieron un partido por más de diez puntos y si se suman los playoffs firmaron un total de 87-13 en 100 partidos redondos. Algo que nadie más ha conseguido en la historia de la NBA. También fue el año, tanto ha llovido, en el que debutaron en la NBA las dos franquicias canadienses: Toronto Raptors y Vancouver Grizzlies, hoy trasladada a Memphis.
Aquellos Bulls de la 95/96 jugaban con un equipo formado por Jordan, Pippen, Ron Harper, Dennis Rodman y Luc Longley. Y con Tony Kukoc como sexto hombre y Steve Kerr o Bill Wennington como piezas importantes desde el banquillo. Nunca llegaron esos mismos Bulls de Phil Jackson a tanto. En el año siguiente, 1996/97, volvieron a hacer una temporada monstruosa pero se quedaron en 69-13. Y de ahí al 62-20 del sexto y último anillo antes del fin de la era Jordan. En el primer threepeat, entre 1990 y 1993, sus tres Regular Seasons se cerraron en 61-21, 67-15 y 57-25. Y en medio, en los dos años de transición mientras Jordan daba vueltas a su talento para el béisbol y recuperaba el apetito, se quedaron en 55-27 y 47-35.
Lakers y Mavericks se acercaron
Muy pocos se han acercado y nadie ha superado esa barrera en los quince años que han trascurrido desde el fin de la era Jackson-Jordan en Chicago. Ese 72-10 sigue suspendido en las alturas de la memoria colectiva, convertido en epitome de la temporada casi, casi, casi perfecta. Ni siquiera en dos años de lockout han bajado los mejores equipos de diez derrotas: en la 98/99, 50 partidos, los Spurs perdieron 13 (37-13). En la 2011/12, los propios y eternos Spurs y los Bulls acabaron 50-16 en una temporada de 66 partidos.
Pocos se han acercado en estos quince años tanto como los Lakers de, cómo no, Phil Jackson. En la 1999/2000 terminaron 67-15 después de ganar 19 partidos seguidos y en camino hacia el primero de los tres anillos logrados a lomos de Shaquille y Bryant. En la 2006/07, los Mavericks firmaron ese mismo 67-15 sólo para ser sorprendidos por los Warriors en una de las grandes proezas de la historia de los playoffs: 2-4 en primera ronda para los de Oakland. En 2011 por fin fueron campeones en una temporada, en cambio,en la que se quedaron en 57-25.
Más allá de las 15 derrotas comienzan las cifras más accesibles para los grandes equipos. En 66-16 terminaron en la campaña 2007/08, la primera y la del único anillo del Big-Three. Y también, un año después, los Cavaliers del LeBron James joven que luego se estrelló contra Dwight Howard y sus Magic en final del Este.