El Barça arrolla e impresiona
El Barça envió un mensaje muy claro al resto del mundo. Este equipo ha recuperado el hambre y ha perdido el don de la piedad. Aplastó el Barcelona al Levante por 7-0 en un primer tiempo perfecto en velocidad de ejecución, presión al rival, agresividad en la recuperación de la pelota y efectividad en la definición. Martino había dicho en la previa del partido que quería enviar “un aviso a los rivales”. Pues lo mandó alto y claro: El monstruo sigue con hambre.
El partido, especialmente en sus primeros 45 minutos, fue un recital por parte de un Barcelona que torturó sin clemencia a un Levante que no tenía manera humana de achicar todas las vías de agua que le generaba un Barcelona que defendía a 65 metros de su portería liderado por un Mascherano que obligó a que el partido se jugara casi por completo en el campo del equipo visitante.
En el marcador, el partido no tuvo historia alguna más allá de ver la factura de los tantos de un Barcelona que a los dos minutos ya había marcado un gol de fútbol sala escondiendo la pelota al rival hasta que Alexis la empujó a la red finalizando una triangulación realizada a la velocidad del sonido.
Pedro, tras genial asistencia de Messi marcó el 4-0 antes de la media hora y Messi hizo el quinto al transformar un penalti absurdo de Pedro López a Adriano fruto de la impotencia que sentían los jugadores del Levante, para los que la línea del centro del campo era una frontera inalcanzable. Justo antes del descanso, Xavi marcó el 6-0 igualando así la mayor goleada que nunca había logrado el equipo blaugrana en los primeros 45 minutos de un partido que databa del 3 de febreo del 2001 ante el Athletic Club de Bilbao.
En el segundo tiempo, el Barça levantó el pie del acelerador, Navas se lució en tres o cuatro acciones que frenaron el ímpetu culé y el Barça sólo marcó gracias a un regalo de la defensa visitante, que empezó a enseñar suela para marcar territorio. El Barça entendió el mensaje y ni la salida de Iniesta y Neymar cambió el destino de un partido que selló su destino en una primera parte voraz por parte de los catalanes.
