El Bayern reina en una gran final
El Bayern de Múnich, pesadilla del Barça en ‘semis’, conquistó en Wembley la quinta Copa de Europa de su historia tras imponerse en el último suspiro (1-2) al Borussia de Dortmund en la final más espectacular de los últimos años. Un gol en el minuto 88 de Arjen Robben echó por tierra todas las ilusiones del conjunto de Jürgen Klopp, que también hizo méritos para proclamarse campeón por fútbol y ocasiones.
Los bávaros, antes de la llegada de Pep Guardiola y a falta de disputar el próximo 1 de junio contra el Stuttgart el título de la Copa alemana, están a un paso de firmar un triplete de la mano de Jupp Heynckes, que suma su segunda Champions tras ganarla con el Real Madrid en 1998.
El Dortmund salió sin complejos ante un sorprendido Bayern. La receta de los de Jürgen Klopp para poner contra las cuerdas a los muniqueses, los teóricos favoritos de la final, fueron descaro, valentía y, sobre todo, una gran presión que provocó el cortocircuito del centro del campo del conjunto de Jupp Heynckes. Los primeros 25 minutos fueron de vendaval amarillo. Una exhibición futbolística en toda regla.
El primer aviso lo dio Lewandowski, el ‘verdugo’ del Real Madrid en semifinales, cuyo trallazo desvió Neuer a córner. Fue el comienzo de ocho minutos de tremendo acoso sobre la portería bávara, una sucesión de oportunidades clarísimas que dejaron a los aficionados del Bayern al borde del infarto. Neuer se erigió en el protagonista con intervenciones milagrosas a disparos de Blaszczykowski y Reus que acabaron de nuevo en saques de esquina. Bender también tuvo la suya.
El Dortmund, con Gündogan de director de orquesta en la parcela ancha, hizo más en 20 minutos que el Barça en sus dos partidos de ‘semis’ contra el Bayern. Los bávaros, sin embargo, empezaron a asomar la cabeza y salieron de la cueva. Weidenfeller tomó el testigo de Neuer y emuló a su colega con paradas de gran mérito. Sacó una mano providencial tras un testarazo de Mandzukic y sin tiempo para reponerse, Javi Martínez conectó otro remate de cabeza que salió lamiendo el larguero.
Robben, poco después, no supo resolver un mano a mano con Weidenfeller. La respuesta amarilla estuvo de nuevo en las botas de Lewandowski, que hizo lucirse otra vez a Neuer después de un desmarque de vértigo. El partido se convirtió en un emocionante duelo de ida y vuelta en el que ningún equipo especulaba lo más mínimo.
El Bayern volvió a crear peligro con un remate defectuoso de Müller y Robben chutó contra la cara del portero del Dortmund tras caerle un balón dentro del área. Los de Heynckes se repusieron del ‘baño’ inicial del Dortmund pero no terminaron de imponerse.
Resultó increíble que la primera mitad terminara sin goles después de diez ocasiones (cinco por bando) de esas que dejan al aficionado sin aire y con los ojos casi fuera de las órbitas, que no acabaron en las mallas de puro milagro. El Dortmund fue superior y tuvo el dominio, pero el Bayern fue ganando terreno con el paso de los minutos y llegó vivo al descanso.
En la reanudación, el Bayern empezó a tocar con pausa y a presionar, como lo hizo el Dortumd en la primera parte. Cuando estaba a punto de cumplirse la hora de juego, los de Heynckes no fallaron. Mandzukic anotó el 0-1 tras el pase entre líneas de Ribéry y Robben, quien tras el intento de regate a Weidenfeller, sirvió al croata para que marcase en boca de gol.
Penalti tonto de Dante, al que le perdonan la roja
El Bayern se complicó la vida con un penalti absurdo de Dante a Reus, que recibió una patada de kárate dentro del área. El colegiado italiano Nicola Rizzoli, que le perdonó la segunda amarilla al defensor muniqués, no lo dudó un instante y señaló el punto de penalti. Gündogan, un jugadorazo, se encargó de transformarlo con aplomo ante el delirio de los aficionados del Dortmund.
Tres minutos después del empate de los amarillos, Subotic salvó a su equipo de un gol que ya cantaba la parroquia del Bayern. El central del Dortmund robó en la línea de gol un balón a Robben, a quien quizás le faltó decisión a la hora del remate. Los de Heynckes la volvieron a tener, pero el trallazo de Alaba fue desviado por Weidenfeller con un paradón antológico. A renglón seguido, Müller pidió penalti por un agarrón de Subotic.
No se le podía pedir más a este apasionante pulso entre estos dos colosos de la Bundesliga, que en ningún momento dejaron de luchar por la victoria. Los últimos minutos discurrieron con intriga por el resultado y dominio del Bayern, que dio el golpe de gracia al Dortmund con un gol de oportunismo de Robben cuando la final agonizaba y olía a prórroga. Los jugadores de Klopp lo intententaron hasta el último segundo, pero les condenó un gol ‘in extremis’ que vale una Champions tan vibrante como grandiosa.