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El gran Superclásico paraliza toda Argentina

1381019828_793172_1381020014_noticia_grandePor un instante, las calles de Argentina estarán desoladas. Las ciudades se volverán pueblos fantasma. Durante 90 minutos, todos los ojos de un país estarán depositados sobre el mítico césped del Monumental, en el que dirimirán sus fuerzas el River Plate de Ramón Díaz contra el Boca Juniors de Carlos Bianchi. En medio de una expectación mayúscula, con entradas totalmente agotadas, el Superclásico escribirá otro capítulo apasionante de su rica historia de duelos y rivalidades.

El River del Pelado Díaz llega con la finalidad de imponerse contra el rival de toda la vida para luego ir tras la caza del Newell’s, apenas dentro de una semana. El Millonario, que en la jornada pasada se impuso de visitante contra el complejo Lanús, intentará hacer pesar su localía y el desequilibrio del joven Manuel Lanzini. La semana previa de River se desandó entre los rumores de la postulación del presidente Daniel Passarella para la reelección, la clausura de una tribuna de 1.700 tickets por orden de los organismos de seguridad y la renovación del contrato de Ramón Díaz hasta diciembre del 2015.

Susto. En Boca, las últimas horas se desarrollaron más en la enfermería que en los campos de entrenamiento. Justo en la víspera al clásico, se alteró la calma en la plantilla de Bianchi luego de que dos futbolistas (Pablo Ledesma y Alan Aguirre) amanecieran con síntomas de paperas. Para colmo, el susto fue mayor cuando Riquelme dejó el entrenamiento para asistir a un centro odontológico.

Ayer, a la hora de la siesta, River se impuso 1-0 sobre Boca en el duelo de la división Reserva (similar a los equipos B de España). El tanto lo hizo Giovanni Simeone, el hijo del Cholo. ¿Habrá sido una señal del destino? No se sabrá hasta hoy. Cuando el corazón de los argentinos quede partido en dos…

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