El Real Madrid gana su Liga 31
Lo que en la década de los setenta no era más que la rutina de la gloria, ahora destila aroma a gesta. El Madrid, otra vez ganador de la Liga, campeón seis años después de su último triunfo (2007). Y campeón en casa, en el Palacio, delante de su gente por primera vez en veinte temporadas. Sólo los madridistas que superen la treintena recordarán aquel día en el que Sabonis se subió a una valla publicitaria con los puños en alto sediento de éxito. Ayer fue Felipe Reyes, el MVP de la final por segunda vez en su carrera igualando al Zar lituano y a Navarro, casi nada.
La Liga es blanca, segundo trofeo consecutivo para Laso en dos temporadas tras la Copa de 2012, algo que no consiguieron ni Messina ni Plaza ni Maljkovic ni Scariolo ni Obradovic… Acabó con la maldición del entrenador y ve en el horizonte un oasis, que no es otra cosa que la conclusión de una larga travesía por el desierto, de años de sudores fríos, de esfuerzos y derroche económico en vano.
Laso aventuraba variaciones tácticas en el Barça, pero el primero que cambió el libreto fue él. Apostó de salida por Carroll en detrimento de Suárez, y el americano le ganó por fin el pulso a Oleson (9 puntos al descanso). El primer periodo fue como aquella pelea entre dos púgiles, el favorito hambriento frente al campeón tocado. La pujanza frente a la sabiduría, y el Madrid soltó su aluvión de derechazos desde el segundo uno (10-0, 20-10…) que el Barça fue encajando como pudo, bien, con pies de bailarín, los de Jasikevicius (6 puntos seguidos y una costilla rota), y una estrategia defensiva de protección, amagando con la ya clásica zona 2-3, con vigilancia extrema a los tiradores enemigos: 31-32 tras un contraataque de Ingles. Pero el Madrid seguía descerrajando golpe tras golpe, con la constancia de un remero de hercúlea figura, con Draper percutiendo (héroe silencioso: si juega lo hace bien, que no, ni una mala cara).
Otro 10-0 para cerrar la primera parte (41-32) y dos galopadas de Rudy para alzar el telón de la segunda. La traca llegó con su primer triple tras fallar 19 en la serie, ¡19! El Palacio en pie, 50-33 y… un Barça que nunca se entrega, que no muere, que hay que matarle, rematarle. Esta vez, sin Navarro -titular pero inoperante por la lesión-, fue Ingles, Ingles y más Ingles. El tronco al que asirse en medio de la riada. Lo metía todo (25 puntos), el sueño azulgrana seguía vivo. Y cuando parecía morir a manos de Darden, de los robos madridistas (14), surgió un imperial Jasikevicius: 76-71. No había tiempo, el Madrid reina de nuevo en el Palacio para delirio de la afición. Campeón de Liga, y van treinta y una.