Enciende la llama que alumbrará Juegos de PyeongChang 2018
La llama olímpica de PyeongChang 2018 se encendió este martes en las ruinas de la antigua Olimpia, en una tradicional ceremonia en la que se invoca al Dios Apolo y se entrega la antorcha al primer portador, que comienza su recorrido por Grecia antes de marchar a Corea del Sur.
La presencia de la lluvia impidió que la actriz Katerina Lehú, en su papel de Gran Sacerdotisa de Olimpia, pudiese seguir el rito programado y la organización se vio obligada a aplicar el plan de contingencia previsto.
El fuego olímpico solo puede ser encendido con rayos solares y para iluminar la antorcha Lehú tuvo que recurrir a la llama prendida en los ensayos del domingo pasado.
Esta es la primera ocasión desde el año 2000, en los Juegos Olímpicos de Sydney, en el que la llama olímpica no pudo ser encendida siguiendo este riguroso rito.
Las caprichosas condiciones meteorológicas quisieron que minutos más tarde apareciese el sol en Olimpia y la ceremonia pudo desarrollarse con total normalidad.
Lehú portó el fuego y la rama de olivo hasta el antiguo estadio olímpico, donde le esperaban otras sacerdotisas y vírgenes vestales que interpretaron una onírica danza de Artemis Ignatiu, coreógrafo de la ceremonia olímpica desde 2008.
La actriz rogó a Zeus, dios de los dioses, que traiga “paz a todos los pueblos del mundo”, una frase que forma parte del ritual pero que en esta ocasión adquirió una especial importancia.
Acto seguido, la Gran Sacerdotisa fue la encargada de entregar el fuego y la rama de olivo a Apóstolos Anguelis, campeón griego de esquí nórdico y primer portador de la antorcha.
Anguelis llevó la antorcha ante el monumento a Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos, y después pasó el testigo al siguiente portador, Park Ji-Sung, exfutbolista del Manchester United y representante de Corea del Sur, país anfitrión de los Juegos.
Las autoridades de los diferentes comités olímpicos hicieron hincapié en los valores de fraternidad de los próximos Juegos, que se celebrarán del 9 al 25 de febrero de 2018 en Corea del Sur.
En el discurso pronunciado antes del encendido de la llama, el presidente del Comité Olímpico Internacional, el alemán Thomas Bach, afirmó que “los Juegos Olímpicos de Corea enseñarán al mundo que los valores de humanidad compartida son más fuertes que las fuerzas que”, dijo, “quieren dividirnos”.
Por su parte, el presidente del Comité Olímpico Heleno, Spyros Capralos, sostuvo que “PyeongChang 2018 es una oportunidad única para centrarse en la paz y proyectar el espíritu olímpico”.
Entre las personalidades que también estuvieron presentes en Olimpia figuran el presidente de Grecia, Prokopis Pavlópulos, y el primer ministro surcoreano, Lee Nak-yeon, que aprovechó su visita en el país heleno para reunirse ayer con Alexis Tsipras, su homólogo griego.
En la comparecencia de Mégaro Maximu, la residencia oficial del primer ministro griego, Tsipras apuntó la necesidad de ejercer presión sobre Corea del Norte para que “respete los tratados internacionales sobre armamento nuclear”.
La antorcha hará su periplo por Grecia durante una semana hasta que llegue al estadio Panatinaico, sede de los Juegos de Atenas de 1896, el próximo día 1 de noviembre y viaje luego hacia Corea del Sur.
El relevo contará con 7.500 atletas que recorrerán un total de 2.018 kilómetros, en alusión al año olímpico, y la antorcha será transportada en avión, barco, tren, tirolina, teleférico y bicicleta por la vertiente sur del paralelo 38.
PyeongChang albergará los segundos Juegos Olímpicos de la historia de Corea del Sur, tras Seúl en 1988, y los primeros de invierno después de presentar candidatura hasta en tres ocasiones de manera consecutiva.