Filipinas sigue creciendo de la mano de Dooley
Aunque sus logros han sido modestos desde un punto de vista global, la selección de Filipinas ha experimentado un crecimiento extraordinario en los últimos años. En 2006, hace sólo dos Copas Mundiales de la FIFA, el combinado filipino tocó fondo al ocupar el puesto 195º de la Clasificación Mundial FIFA, muy cerca del farolillo rojo del escalafón internacional. Bajo la dirección del trotamundos alemán Michael Weiss, Filipinas inició un resurgimiento que se ha intensificado este año a las órdenes de Thomas Dooley, ex capitán de la selección estadounidense.
Dooley, uno de los jugadores más importantes de la historia del combinado norteamericano, desempeñó un papel destacado en la Copa Mundial de la FIFA Estados Unidos 1994, un certamen que supuso la irrupción definitiva del conjunto de las Barras y Estrellas en el panorama futbolístico internacional. Cuatro años más tarde, capitaneó a su selección en Francia 1994 y en el histórico Estados Unidos-Irán que se jugó en aquella cita mundialista. Actualmente, con 52 años, el técnico está escribiendo un nuevo capítulo en su trayectoria tras tomar las riendas del combinado filipino el pasado mes de febrero.
En el breve espacio de tiempo que ha transcurrido desde la llegada de Dooley, Filipinas estuvo a punto de ganar la que habría sido su primera Copa Desafío de la AFC y ha cosechado una serie de resultados positivos que la colocan como la selección mejor clasificada del sudeste asiático de cara a la Copa Suzuki de la AFF que se disputará en noviembre. La situación resulta bastante novedosa para un combinado filipino que durante muchos años tuvo que ver a equipos como Singapur, Tailandia e Indonesia llevar la voz cantante en el certamen bienal.
Estilo nuevo, aspiraciones nuevas
Tras ganar apenas un puñado de partidos en las diez ediciones de la competición que se han disputado hasta la fecha, Filipinas afronta la cita que tendrá lugar en Singapur y Vietnam con el papel de favorito, lo que confirma una vez más el rápido ascenso que está protagonizando el conjunto filipino en la escena internacional.
Dooley pretende que el equipo siga creciendo sobre la base de un moderno estilo de fútbol basado en la posesión. “Hemos cambiado nuestra forma de jugar y ahora queremos el balón”, explica el técnico. “Les he dicho a los jugadores que necesitamos tener la pelota y moverla con criterio. Quiero que el equipo juegue el balón en vez de dedicarse a correr detrás de él. La afición y la prensa están de acuerdo en que la selección ha dado un cambio importante. Creo que estamos en el camino correcto”, añade.
Dentro de dos años, Filipinas se enfrentará a otro gran desafío cuando le toque organizar el certamen surasiático por primera vez, junto con la coanfitriona Myanmar. En parte como consecuencia del nuevo estatus de la selección filipina, Dooley está convencido de que el fútbol acabará arrebatando al baloncesto el rango de deporte más popular del archipiélago. “Quizá lleve un tiempo, pero estoy seguro de que lo lograremos”, asegura Dooley.
“Creo que si conseguimos que la gente sienta respeto y admiración por el fútbol habremos avanzado en el camino del cambio. Hacer un buen papel en la Copa Suzuki resultará muy importante. Si, pongamos por caso, lográsemos ganar esta competición, sería el momento ideal para hacer una gira de exaltación del fútbol con el fin de transmitir a la población que este deporte es mucho más accesible que otros para ellos. Si quieres jugar al baloncesto necesitas medir al menos 1,85 metros y la estatura media enFilipinas no es muy elevada, así que los chavales se inclinan por el fútbol, donde lo que importa no es la altura sino la habilidad”, explica el técnico.
La selección filipina afronta un intenso calendario antes del Campeonato del Sudeste Asiático. En las próximas semanas, los pupilos de Dooley serán los anfitriones de un torneo cuadrangular en el que participarán además Chinese Taipei, Myanmar y Palestina. Posteriormente, el equipo realizará una gira por Norteamérica con el fin de recaudar fondos “y esperanza” para las víctimas del tifón Haiyan, que asoló el país el pasado mes de noviembre. “Estamos tratando de hacer todo lo que esté en nuestra mano para ayudar”, dice Dooley.
Parte de la historia
Como jugador, Dooley tuvo una carrera de éxitos que incluyó varios años en la Bundesliga alemana y muchos partidos con su selección. “El Mundial de Estados Unidos 94 supuso un gran éxito para nosotros”, responde Dooley cuando se le pregunta por los momentos más destacados de su trayectoria. “Francia 98 constituyó una gran experiencia para mí como capitán del combinado nacional. Fue fantástico vivir en primera persona los progresos que hizo el fútbol en Estados Unidos durante mis ocho años en la selección”, añade.
Muchos recordarán a Dooley como el capitán del combinado estadounidense que se enfrentó en Francia 1998 a Irán en un encuentro que contribuyó considerablemente a derribar barreras culturales e ideológicas. Aquel fue un partido histórico y la foto de Dooley estrechándose las manos con el capitán iraní Ahmed Abedzadeh sigue siendo un símbolo a día de hoy.
En la actualidad, Dooley aún mantiene contacto con varios iraníes, incluido Mohammad Khakpour, un zaguero que vistió durante muchos años la elástica de Irán. “Todavía hablamos de aquel partido”, dice Dooley al recordar el histórico duelo. “La derrota habrá estado bien empleada si sirvió para mejorar la relación entre los dos países, pero, como es lógico, me habría gustado ganar aquel día”, concluye.