Final del Mundial le cambió la vida
El inglés Howard Webb tan solo ha visto una vez por televisión la final del Mundial de Sudáfrica 2010, el España-Holanda, un encuentro que calificó como “difícil” que le “cambió la vida”.
En una entrevista con la web de la FIFA, explicó que esperó “cuatro semanas” para ver junto a un amigo en casa la final del Soccer City de Johannesburgo, en la que España ganó por 1-0 con un gol de Andrés Iniesta.
Webb admitió que hubiera cambiado “quizás una o dos” de las decisiones que adoptó entonces, si bien no precisó cuáles. No obstante, argumentó que “en el momento uno tiene que pitar según la información que tiene y el ángulo en el que se encuentra. Fue un partido duro, difícil. Uno aprende de esas situaciones”.
El inglés, de 44 años, comentó que hubiera preferido no haber estado tan involucrado en el juego porque lo que quiere es que “la gente comente sobre lo magnífico que fue el partido, los goles”,”pero aquel fue un choque muy intenso, apretado. Es así, uno tiene que lidiar con lo que le toca, hacer lo que cree que es mejor y con las mejores intenciones. Y eso hicimos”.
Indicó que recuerda con intensidad “el caminar rumbo al campo de juego”, tomar el balón Jabulani “y pasar junto al Trofeo de la Copa del Mundo”.
“La he visto muchas veces en mi vida: en televisión, réplicas… pero estar ante la verdadera. ¡Es el pedazo de metal más brillante que haya visto en mi vida! Una estatua de oro con el mundo en la cima, esa base verde. Es increíble”, indicó.
Entre sonrisas, manifestó que su sueño era levantarla, “¡hacerlo como capitán algún día!” y aseguró que “es un gran honor haber estado ahí” y que “fue fantástico”. “Aquella final me cambió la vida en todo sentido”, dijo.
Webb rememoró también que su padre, que le inició en el arbitraje, estaba en la tribuna con una bandera de Inglaterra en la que tenía escrito el mensaje ‘Can’t play but can ref’ (“No pudiste como jugador, puedes como árbitro”), ¡fue genial!”.
Padre de tres hijos, Webb, que asistió al último seminario en Zúrich preparatorio de Brasil 2014, explicó que soñaba con ser futbolista, algo que en su opinión es común para todos los árbitros.
“Los chicos sueñan con ser futbolistas, es cierto, y nosotros no somos diferentes a ellos. Intenté llegar, trabajé mucho, pero sencillamente no tenía el talento necesario para lograrlo”, indicó Webb, quien señaló que “era marcador central, grandote. Tenía buena lectura del juego”.
Cuando se lo propuso su padre (árbitro aficionado) pensó que no era para él, pero finalmente, a los 17 años, decidió “intentarlo junto a un amigo de la escuela”.
“Esa decisión me terminó por llevar a la final de la Copa Mundial de 2010. Quizás en una forma distinta a la que había imaginado, pero me permitió estar allí. Viajé por 44 países, 5 continentes,¡increíble! Ha valido la pena”, afirmó el inglés, quien aseguró que cuando era jugador siempre se concentraba en lo suyo y tenía mucho respeto a los árbitros.
“Aún ahora, la relación actual entre los jugadores y nosotros es muy buena. Ellos confían en los árbitros más experimentados porque los conocen, los han tenido varias veces, y entienden que a vecescometemos errores. Eso también es parte del juego”, manifestó.
Para el inglés lo mejor de ser árbitro es que cuentan “con la mejor ubicación para disfrutar el show” y lo peor “es convivir con los errores, algo inevitable”.
“Cada vez que cometemos un error es doloroso: tiene impacto en la suerte de un equipo, un jugador, un entrenador y hasta en nuestra reputación”, aseguró Webb, que entiende que lo que los árbitros quieren es ser “competentes de forma anónima”.