Golazo express, partidazo de Neymar y goleada de Brasil
Con un golazo expres, Neymar ha inaugurado la Copa Confederaciones. Con el ostentoso e implacable acierto de los genios del balón, al nuevo crack del Barça le ha bastado la primera acción de peligro para descorchar todo su talento. Un trallazo de supercrack, lejano y preciso, ha iluminado a Brasil en su debut victorioso (3-0) ante Japón y le ha puesto en el raíl de la siguiente fase. En el Camp Nou, muchos se han frotado las manos con fruición contemplando las imágenes de su primer fichaje 2013-2014.
El reloj apenas había descontado tres minutos. El tiempo para fijar posiciones, mover el balón y marcar territorio. Poca cosa. Pero en una jugada insulsa en su confección, un centro a la frontal del área de Marcelo que Hulk ha bajado quizá con el brazo, el crack del Barça se ha inventado una volea inmensa, magistral, que se ha colado por la escuadra izquierda de la portería de Kawashima. Una genialidad con la potencia de un obus. Nadie simboliza mejor al Barça que Messi, es innegable, pero Neymar marcará tendencia esta temporada. Seguro, Será su compañero perfecto..
En los días anteriores, en Brasil parecía discutirse al Neymar que ha encandilado a medio mundo. Le reprochaban que desde hacía nueve partidos no marcaba –la prensa lo calculó en 14 horas y dos minutos- y con la selección desde el amistoso ante Bolvia el 6 de abril. La presión resultaba asfixiante y más para un muchacho de 21 años a quien se le exige ser el líder como Pelé, que lo fue con 17 años. Pero el azulgrana parecía ni inmutarse. Con un trallazo se ha sacudido todas las dudas. A la ovación atronadora por el festejo del gol le acompañó el grito unánime de la grada. “Neymar, Neymar, Neymar”. Ayer fue ‘O Reymar’.
Fue el samurai del jogo bonito en pequeñas dosis. Jugando por la izquierda, sí, pero también por el centro, ofreciendo todas las variedades de su repertorio. Presionando, regateando e incluso asistiendo y buscando a sus compañeros. Cada vez que tocaba el balón, el run run los ‘verdeamarilhos’ se desparramaba por todo el Estadio. Neymar ha ido esparciendo por el campo detalles de su efervescente calidad. Una jugada le define: Dribling a la carrera, pisa el balón y asistente en la banda y con profundidad. Una maravilla. Claro, que alguna tarascada de importación se llevó.
El partido ha tenído el formato de un meneo histórico, la verdad, y ha resultado un marcador abultado. Brasil no ha modificó su registro futbolístico con el gol, ni su compostura. A Japón, en cambio, el gol le ha despertado aunque nunca exhibió la maldad suficiente para buscar pasillos interiores y rematar con acierto. Han probado un par de chuts, el más peligroso de Honda, pero Julio César supo rechazarlos. Brasil era superior, en el toque y en la concepción del fútbol y en la puesta en escena. Hulk y Fred han podido ampliar el marcador. Su mirilla estaba desenfocada.
La segunda parte ha arrancado con Brasil festejando otro tanto primerizo. Un centro por la derecha y un disparo a la media vuelta de Paulino que nada ha podido hacer el portero. En la banda, Zaccheroni maldecía su infortunio. Japón ha caído desplomado incapaz de encontrar una réplica individual o colectiva al poder brasileño. Su juego ha resultado en ocasiones enmarañado y poco resolutivo. Desabrochado en defensa y desatado en ataque. Algún disparo ocasional sin excesiva confianza y acierto. Como el de Maeda. El segundo gol fue una losa insalvable que marcaba las distancias entre el vigente campeón de la Copa Confederaciones y y el campeón de Asia. Un pase de tiralíneas de Oscar y un remate de Jo a la carrera cerraraon el partido y la ilusión de la torcia.