La Copa Asiática resplandece en Australia
La edición de 2015 de la Copa Asiática fue un éxito rotundo tanto dentro como fuera de la cancha. Al cabo de tres semanas de intensa competición, el país organizador se proclamó campeón de un torneo en el que participaron 16 países. El público acudió en gran número para dar vida al certamen y disfrutar de un fútbol ofensivo y de fascinantes tramas secundarias, como la sorprendente clasificación de Irak y Emiratos Árabes Unidos para semifinales, el alegre debut de Palestina y mucho más.
Un partido para la historia
El duelo entre dos rivales históricos como Irán e Irak, con un puesto en semifinales en juego, no podía ser más prometedor. Y decir que respondió con creces a las expectativas sería quedarse muy, pero que muy corto. Al final de la contienda, muchos comentaristas aseguraban haber asistido al partido más emocionante de la historia de la Copa Asiática. Seis goles, tres vuelcos en el casillero, una tarjeta roja y un tanto del empate en el minuto 119 dieron forma a un choque caótico y por momentos alocado, que tardó exactamente tres horas en resolverse. Y terminó con una maratoniana tanda de penales, que incluyó 16 lanzamientos y en la que Irak se impuso a uno de los favoritos al título.
Protagonista por mucho más que un peinado
Varios futbolistas ocuparon titulares a lo largo de la prueba, pero ninguno llamó la atención más que el espectacular emiratounidense Omar Abdulrahman. Su repertorio futbolístico incluye un abanico aparentemente inagotable de regates y hábiles pases, casi más propios de un videojuego. El dorsal número 10 del Al Ain, inconfundible por su rizada melena, fue decisivo en la clasificación de EAU para semifinales, en una de las trayectorias más lindas del torneo.
El orgulloso estreno de Palestina
Antes de que la Copa Asiática pase a contar con 24 selecciones, en 2019, en el elenco de 16 equipos de Australia 2015 tan solo había un debutante, Palestina, que no tardó en convertirse en el conjunto predilecto de los espectadores neutrales gracias a la pasión que desplegó, sobreponiéndose a los problemas que atraviesa el país. Un nutrido contingente de miembros de la diáspora palestina asistió a todos sus partidos de la fase de liguilla, contra Japón, Jordania e Irak, y disfrutó al máximo de la experiencia. Aunque recibió 11 tantos en contra —fue la formación más goleada—, uno de los momentos más celebrados de la competición fue su primer gol en este torneo, obra de Jaka Ihbeisheh, que escribió así su nombre en los libros de historia del fútbol palestino.
El público responde a lo grande
El éxito del torneo dentro del campo fue inapelable, y fuera de él también. El público respondió en todos los partidos, creando así una atmósfera festiva y vibrante. El promedio de asistencia fue de 20.000 espectadores, y llegaron a agotarse las entradas para ocho encuentros, tres de ellos sin el concurso de Australia.
Una nueva etapa para los Socceroos
La victoria final de Australia indica que puede haber encontrado al fin un nuevo grupo de jugadores que tomen el relevo a la generación dorada del Mundial de 2006. La Copa Mundial de la FIFA™ disputada el año pasado en Brasil ya dejó signos positivos, pero el joven combinado de Ange Postecoglou coronó nuevas metas en enero, al desplegar un fútbol ofensivo y ser el más realizador del torneo, con 14 goles. Y la conquista de esta Copa Asiática proporcionará a los Socceroos una nueva oportunidad de seguir creciendo, al participar en la Copa FIFA Confederaciones 2017.
Máxima igualdad
Australia 2015 produjo varias estadísticas fascinantes, aunque ninguna fue más curiosa que la racha de 24 partidos sin empates en la fase de grupos, aun cuando 14 se decidieron por una diferencia de un gol. Y, como cabía esperar, en el primer choque de la fase de eliminatorias se llegó a la prórroga, al igual que en dos de los otros tres cuartos de final.
La maldición de la Copa del Golfo
Qatar acudía con muchas esperanzas, después de adjudicarse la Copa del Golfo en noviembre. Sin embargo, sufrió tres derrotas consecutivas e hizo las maletas antes de lo previsto, siguiendo los pasos de Kuwait y Emiratos Árabes Unidos, incapaces de clasificarse en las dos ediciones anteriores a pesar de ser entonces los vigentes campeones del golfo Pérsico.
La reinvención de la República de Corea
La República de Corea se quedó a las puertas de poner fin a una sequía de 55 años sin ganar la Copa Asiática, pero tuvo el consuelo de presenciar el significativo progreso del equipo a las órdenes de su nuevo seleccionador, Uli Stielike. El antiguo defensa de Alemania Occidental en el Mundial de 1982 se hizo cargo del cuadro surcoreano después de la irregularidad mostrada en Brasil 2014, y su desempeño en Australia 2015 apunta a una clara mejoría. Los Guerreros Taeguk mantuvieron su retaguardia imbatida durante cinco partidos, hasta la final, y también fueron los únicos que derrotaron a la campeona, Australia.
El inesperado fracaso de Japón
Ningún equipo afrontaba el torneo sometido a una presión mayor que la selección japonesa. Su plantel estelar y su condición de campeona de cuatro de las seis últimas ediciones eran motivos para el optimismo. Pero, después de solventar la liguilla con un pleno de triunfos, Japón cayó contra todo pronóstico en cuartos de final ante un equipo de Emiratos Árabes Unidos que consiguió mantener el empate a 1-1 durante el tiempo reglamentado y vencer luego en los penales. Y de un modo que recordó a la experiencia de Italia en la Copa Mundial de la FIFA 1994, quienes fallaron los tiros decisivos fueron los grandes astros del equipo, Keisuke Honda y Shinji Kagawa.
Éxito de los entrenadores nacionales
Una característica del torneo fue el éxito de las selecciones dirigidas por entrenadores nacionales. El campeón, Ange Postecoglou, constituyó un ejemplo notable, tras los últimos seleccionadores extranjeros que ha tenido Australia. Mahdi Ali, nacido en Dubái, también causó sensación al frente de Emiratos Árabes Unidos, que ha tenido unos 20 técnicos foráneos en las tres últimas décadas.