Los Knicks resurgen junto a Felton que puede con Ricky
Los Wolves también son humanos y cayeron ante los Knicks, poniendo fin a la mala racha neoyorkina (siete derrotas consecutivas) y a la positiva suya (seis victorias en sus últimos siete compromisos). Los de Woodson se habían contagiado de la temporada de Raymond Felton (¿O era al revés?) y estaban inmersos en una minicrisis. El base knick ha pasado por todo este año: problemas físicos, una puntería no muy acertada, arresto por posesión de armas… Y eso preocupaba en la Gran Manzana. “No podía sacarlo del equipo, pero tenía que saber qué le pasaba por la cabeza, si la tenía en su sitio. No podíamos echarnos a un lado. Debíamos ayudarle a que pasara todo esto”, confesaba su técnico. Y lo cierto es que Felton se rehizo: 18 puntos, 8 asistencias y 4 robos, convirtiéndose junto al incombustible Carmelo Anthony (33, 5 y 3) en el revulsivo de su equipo.
Los Wolves tuvieron que remar en contra desde el principio porque a los Knicks le entraba casi todo: 38-24, tras los doce primeros minutos con 5 de 7 en triples. En el segundo cuarto, la franquicia neoyorkina seguía teniendo claro cuál era la clave para mantener el barco a flote (pick & roll con Chandler) y llegó al descanso con 66 puntos en el saco, su segunda mejor anotación tras los primeros 24 minutos de la temporada. Pero hubo reacción wolf con Ricky a los mandos (11 puntos, 8 asistencias y 2 robos) y Pekovic en la pintura (17 y 6 rebotes). ¡Conexión europea! De Love, ni pista. El jugador franquicia de Minnesota y máximo anotador del mes de febrero se esfumó tras el descanso como un azucarillo. Acabó con 19 puntos, pero sólo uno en el segundo tiempo. Y los Wolves, con o sin él, lo intentaban, hasta que se desplomaron: del 88-86 al 107-92. “Hemos perdido. Fin de la historia. Este viernes toca Detroit y ya está. No todo va a ser perfecto”, se excusaba Adelman tras darle oxígeno a un rival moribundo y complicarse, aún más, entrar entre los ocho primeros del Oeste.