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Luongo, la nueva joya australiana

2504308_full-lndLa última vez que Massimo Luongo había jugado en su ciudad natal lo hizo ante un puñado de familiares y amigos, con un público que, literalmente, se contaba por docenas. Fue en un campo embarrado de las competiciones de aficionados sub-20 de Sydney. Parece haber transcurrido una eternidad, pero han sido sólo cinco años… 

Los familiares y amigos vuelven a estar presentes hoy… junto a otros 50.000 espectadores. Esta vez, el campo está impoluto y el jugador de 22 años manda en el mediocampo de su selección nacional en un partido de la Copa Asiática contra Omán.

Luongo metió un gol a Kuwait en el partido inaugural del campeonato antes de volver a ser protagonista contra Omán, totalizando 4 asistencias en los 8 tantos marcados por los Socceroos en sus dos primeros compromisos. Ahora, el cerebro está listo para volver a ser una figura clave con Australia, que se mide a China el jueves con un puesto en las semifinales de la máxima competición continental en juego.

El fútbol está plagado de historias de estrellas de ascenso meteórico y de trayectorias insospechadas. La odisea de Luongo, desde luego, encaja en ese guión. Pero la historia resulta aún más increíble en una época en la que la mayoría de los jugadores de la selección absoluta de Australia han de pasar por todos los escalones inferiores.

Pocos habían oído hablar de Luongo hace poco más de seis meses. Ni los más entendidos en fútbol australiano. El joven jugador militaba en el Swindon Town, de la tercera división inglesa, cuando el seleccionador, Ange Postecoglou, anunció su sorprendente inclusión en su convocatoria para la Copa Mundial de la FIFA 2014™. Luongo no llegó a saltar al césped en Brasil, pero ahora tiene un papel protagonista con Australia, anfitriona de la Copa Asiática que pretende conquinstar por primera vez.

“Fue una sensación muy agradable”, señaló Luongo sobre su estreno en su ciudad natal con los Socceroos contra Omán. Enseguida queda patente que las palabras cautas y la humildad son rasgos característicos de Luongo. “En verdad fue un sueño hecho realidad; especialmente tener a mi madre y a mi padre viéndome, y a todos mis amigos”.

Con su rapidez de piernas y su capacidad para regatear con potencia y velocidad dentro del área, Luongo aporta una nueva dimensión al ataque de Australia. Casi de la noche a la mañana, se ha afianzado en los corazones de los hinchas de los Socceroos. E igualmente parece haberse hecho fuerte en el once titular, donde su vivo ritmo y su habilidad son casi virtudes paradigmáticas para el tipo de equipo que está intentando construir Postecoglou. Asimismo, su peculiar ascendencia –de padre italiano y madre indonesia– es, en muchos aspectos, un signo emblemático de la Australia del siglo XXI.

El estatus actual de Luongo se ve más realzado por el hecho de que viene manteniendo a Mark Bresciano, todo un icono de los Socceroos, fuera de la alineación inicial durante esta Copa Asiática. Sin embargo, ¿se imaginaba Luongo, que no jugó ni un minuto con Australia durante Brasil 2014, un guión semejante? “No, no tan deprisa”, admitió. “Entonces estaba agradecido por ir al Mundial. Ahora es diferente. La confianza ha aumentado, y creo que la confianza de todos en mí también ha aumentado. En este momento se respira una sensación positiva en torno al equipo”. 

El sueño del Calcio 
Luongo dejó su ciudad natal con 16 años, y sorprendió a muchos cuando salió airoso de una prueba con el Tottenham, convenciendo al técnico Tim Sherwood para ficharlo. Con un padre natural de Ascoli, en el sur de Italia, la Serie A fue una referencia constante de su niñez. “Mi padre siempre hablaba de ir algún día a Italia. Pero ahora es diferente; soy bastante feliz en Inglaterra, y me parece un buen lugar para vivir”.

Un cambio de aires semejante supondría dar un paso más tras las huellas de Bresciano –también de padre italiano–, quien jugó con distinción en la Serie A, sobre todo con el Palermo. Sin vacilar un instante, Bresciano se deshizo en elogios hacia su heredero en el puesto de ‘diez’ en la selección australiana. “Es un chaval del que siempre he hablado muy bien”, destacó Bresciano. “Ya había visto su talento para dar pases, y ahora ha salido y lo está mostrando sobre el terreno de juego. No me he llevado ninguna sorpresa. Está muy cómodo con el balón en los pies”. 

La última vez que Luongo vio jugar a Australia en Sydney fue hace cinco años. Entonces era un adolescente inocente con un asiento distante en las gradas, y ahora apenas puede creerse que esté formando parte plenamente del espectáculo. “Todo resulta todavía un poco surrealista”, señaló Luongo. “Admiraba a los Socceroos de pequeño. Ahora estoy con ellos a nivel profesional, pero sigue siendo increíble”.

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