Maradona, el argentino que conquistó el mundo
En el día en que Diego Armando Maradona cumple 54 años, Honduras Soccer te propone releer el perfil clásico del ídolo argentino y volver a disfrutar de algunos de sus mejores goles. ¡No te lo pierdas!
Los argentinos, al viajar por el mundo, suelen adjudicarse orgullosos sus máximos exponentes: el dulce de leche, la carne, las mujeres. Sin embargo, hay alguien que supera todo eso: Diego Maradona, considerado uno de los más grandes jugadores que hayan pisado una cancha de fútbol. Sí, el “10” es venerado y representa un Dios para todos sus compatriotas. Y no es para menos, tratándose de una nación que vive, respira y practica el fútbol como hábito religioso.
Una relación temprana con la pelota
Nacido en una villa de escasos recursos, Maradona comenzó a jugar desde muy temprana edad con su mejor aliada: la pelota. Claro que los partidos que disputaba por entonces no tenían otras reglas que las de la calle. Así, y con dinero como premio, comenzó a conocer la rudeza de marcadores mayores que él.
A mediados de 1970 empezó a jugar en las divisiones inferiores de Argentinos Juniors. El entrenador de turno, Francis Cornejo, vio tanto potencial en su zurda que no le creyó su edad. Una vez mostrado el documento y permitida su presencia, ” Los Cebollitas” (nombre popular del equipo) batieron el récord de partidos invictos con una suma de 136 juegos.
El 20 de octubre de 1976, con apenas 16 años, debutó en la primera división de Argentinos Juniors ante Talleres de Córdoba. Ese sería el comienzo de una exitosa carrera que finalizaría el 29 de octubre de 1997, en el partido que Boca Juniors le ganó a River Plate por 2 a 1.
Desde siempre, polémico
Su habilidad, visión de juego, velocidad e increíble pegada lo llevaron a destacarse en Argentinos Juniors, Boca Juniors, Barcelona de España, Nápoles de Italia, Sevilla de España y Newell´s Old Boys. Sin embargo, su máximo potencial lo exhibió con la camiseta de la selección de Argentina, con la que jugó 91 partidos y convirtió 34 goles (es el segundo artillero de la historia del combinado sudamericano, apenas superado por Gabriel Batistuta). El amor por él es tan grande, que incluso la Asociación del Fútbol Argentino decidió retirar el número 10 en todos sus equipos, a excepción de aquellas competiciones en que no está permitido.
Su primer partido con la camiseta celeste y blanca fue el 3 de abril de 1977, en un amistoso juvenil frente a un combinado de Chascomús (victoria por 3-2). Apenas un año más tarde, Maradona era considerado uno de los mejores jugadores de su país, pero Cesar Luis Menotti decidió dejarlo fuera del plantel argentino de mayores que obtendría la primera Copa Mundial de la FIFA. ¿La razón? Lo consideraba demasiado joven. El golpe, de los más duros de su carrera, tuvo su revancha en el Campeonato Mundial Juvenil de la FIFA Japón 1979. “Nunca me divertí tanto dentro de una cancha. Sacando mis hijas, me cuesta encontrar una alegría semejante”, recordaría el “10” cuando se le consultó sobre la obtención de aquel título.
Su personalidad fuerte lo ha llevado, en más de una oportunidad, a tener inconvenientes fuera de la cancha. Maradona es así: odiado por algunos y amado por muchos, sin término medio. Sus detractores lo acusan de caprichoso, rebelde, indisciplinado y mal ejemplo para la juventud. Sus fieles seguidores, en cambio, lo idolatran por “no callar la verdad” ni “vender sus ideales”.
En lo que a juego se refiere, el 10 hizo con el balón lo que nadie pudo. Así lo definió el mismo Michel Platini: “Diego lograba cosas que nadie puede igualar. Él hace con una naranja lo que yo hago con la pelota”. Dueño de una zurda sin igual, Maradona tenía también la habilidad de no perder la estabilidad, como un equilibrista de circo, incluso en las situaciones más incómodas. Su pegada era tan respetada, que cada vez que sus equipos tenían un tiro libre a favor, los aficionados coreaban de antemano el esperado grito de “gol”.
Debut agridulce
Su debut mundialista con la selección mayor fue en la Copa Mundial de la FIFA España 1982. Allí, pese a contar con la base del equipo campeón en la edición anterior, Argentina se despidió con una gris actuación. En primera fase cayó ante Bélgica, derrotó a Hungría (2 goles de Diego) y a El Salvador. Ya en segunda ronda, Maradona no pudo superar las agresivas marcas que le asignaron y el equipo lo sintió. Cayó derrotado ante Italia y Brasil, partido en el que el “10”, además, vio la tarjeta roja.
En la Copa Mundial de la FIFA México 1986 llegaría su consagración como jugador. Lo máximo que pueda imaginarse de un futbolista dentro de una cancha, Diego lo brindó en ese torneo. Sus 5 goles conseguidos ante Italia, Inglaterra y Bélgica fueron suficientes para llevar al equipo de Carlos Bilardo a la gloria y que se le considerase como el mejor jugador del planeta. ¿Su cuenta pendiente? No pudo anotar en la final ante Alemania, que los Albicelestes ganaron por 3 a 2.
Cuatro años más tarde le tocó a Italia el turno de organizar la Copa Mundial de la FIFA, el país donde Maradona maravillaba domingo a domingo con la camiseta del Nápoles. Argentina no tuvo el brillo del torneo anterior, y contó con el “10” disminuido físicamente por una grave lesión en su tobillo. La carrera en primera fase comenzó con una sorpresiva derrota ante Camerún, prosiguió con un triunfo ante la Unión Soviética y se cerró con un empate ante Rumania. A partir de allí, Diego se cargó el equipo al hombro junto a Sergio Goycochea y juntos, lo llevaron hasta la final tras derrotar a Brasil, Yugoslavia y a la mismísima Italia. Sin embargo, la potencia alemana fue demasiado en la final, y el sueño del tricampeonato se desvaneció con el gol de Andreas Brehme, de tiro penal, en los últimos minutos.
Su última actuación con la camiseta argentina tuvo lugar en la Copa del Mundo de la FIFA Estados Unidos 1994. La participación de Diego fue excesivamente breve y estuvo rodeada de escándalo. Superada Grecia (victoria 4-0 con un tanto del capitán), Argentina derrotó a Nigeria 2-1. Sin embargo, ese 25 de junio de 1994 será recordado como un día negro en la historia de la selección albiceleste: el control de dopaje del “10” dio positivo y obligó a la Asociación del Fútbol Argentino a retirarlo de la competencia. “Me cortaron las piernas”, señaló el astro con lágrimas ante las cámaras en aquella oportunidad. El golpe fue demasiado duro para el equipo argentino, que con un chico llamado Ariel Ortega como su reemplazante, se despidió de la competencia con respectivas caídas ante Bulgaria y Rumania.
Los argentinos decidieron llamar al 10 de noviembre de 2001 el “Día 10”: Maradona tuvo su merecido homenaje en la cancha de Boca Juniors, en Buenos Aires. La selección albicelete de aquel entonces, con Diego como capitán, se enfrentó a un combinado de estrellas. El encuentro, que tuvo la victoria de Argentina como dato anecdótico, contó con 2 tantos, la emoción y lágrimas del “10”.