México, la única verdad
La verdad, algo que sólo unos pocos privilegiados tienen la oportunidad de conocer. Hay grandes secretos que se esconden en el mundo del deporte y que únicamente los protagonistas inmiscuidos conocen. El polémico Perú-Argentina del 78 y la llegada de barcos con Trigo a Lima, La victoria por 1-0 de Alemania frente Austria en el Mundial de España 82, en el que dejaban fuera a Argelia, reconocido posteriormente por el jugador Alemán Briegel, la agresión de Tasoti a Luis Enrique dentro del área, el caso Ronaldo en Francia 98…
Ahora, el asunto de Carlos Vela se ha convertido en otro de esos secretos por los que muchos aficionados pagarían gustosamente por desentrañar. ¿Por qué no viene Carlos a México si se siente igual o más mexicano que sus compatriotas? ¿Es cierto que se lleva tan mal con Rafael Márquez? ¿No quiere saber nada de las televisiones que controlan el país? ¿se siente utilizado? ¿Le han querido dar un escarmiento en esta última convocatoria?
Hay muchas dudas que resolver dentro del caso Vela, excepto que el 11 “Txuri-Urdin” vendría como perlas para los intereses de México. Ha demostrado que es el mejor jugador mexicano de la actualidad, el que se encuentra en mejor forma y, por sus características, sería una figura irremplazable en el esquema de Víctor Manuel Vucetich.
Aunque lo único verdaderamente importante de esta cuestión es que México, finalmente, obtenga el rédito que busca, clasificándose para el Mundial de Brasil. En cualquier parte del mundo, por encima de las estrellas, de los Ronaldos, Messis and company están las instituciones, los países. Nadie es imprescindible en esta vida y Vela, como otros, tampoco lo es en México.
Vela ha demostrado su calidad futbolística dentro del terreno de juego, pero la gente lo que espera desde hace mucho tiempo de él es que demuestre su calidad humana. Muchos aficionados se sienten reflejados con su situación, otros dan por hecho que el jugador no quiera acudir a representar a México e incluso lo entienden… Pero lo que no comprende nadie es que Vela no quiera hablar sobre el caso y que eluda, constantemente, preguntas sobre su dichosa convocatoria. Si lo hiciera conoceríamos, al menos, su verdad.