Novak Djokovic le gana la final de Pekin a Nadal
“Voy a seguir luchando”, advirtió Novak Djokovic después de rendir su número uno el sábado. Y no fue un brindis al sol. En la final de Pekín, allí donde sigue imbatido en 19 partidos, sumó un cuarto título (2009, 2010, 2012 y 2013) y una pequeña venganza sobre Rafa Nadal, al que arrolló por 6-3 y 6-4 en 1h:26. El mejor restador del circuito sólo arrebató seis puntos al resto al zorro herido de Belgrado. Eso lo dice todo.
Mañana, Nadal saldrá por encima de él en la clasificación ATP, mas Nole no falló en China: defendió sus 500 puntos de campeón, pero los 300 que sumó Nadal configuran una resta favorable de 40 puntos para el español. En Shanghai, la semana próxima, es cuando Rafa puede empezar a aumentar el colchón, porque el serbio defiende 1.000 y todo lo que haga él será sumar al no competir el año pasado por estar lesionado.
En la primera manga, sólo hubo un break, en el segundo juego, pero el despliegue del serbio fue casi perfecto. Tremendo al saque, sobre la superficie que mejor se adapta a su juego, sólo perdió dos puntos con su servicio. Nadal, que no encontró la electricidad que le da un plus en otras ocasiones, estaba maniatado, siempre unas vitales milésimas por detrás de la pelota. Los tiros del serbio, planos y ajustados, no daban opción a Nadal, que se fue al banco con tres juegos perdidos en blanco.
Nadal cedió el saque a las primeras de cambio en el segundo set: tras tres igualadas, un punto largo que el español quiso cerrar con una fallida dejada sintentizó lo que se veía en la cancha, que Nole tenía más reservas de energía. Espabiló Nadal, pero no fue suficiente. Con un 90% de puntos ganados con primeros y un 76% con segundos, y sin exponer ni una sola bola de quiebre, el serbio abrochó el partido con 6-4.
Djokovic clausuró así a una racha de tres victorias consecutivas de Nadal en el duelo más repetido de la Era Open (38 ocasiones, 22-16 para el nuevo número uno) y también a la imbatibilidad del español en pista rápida este año tras 26 victorias. En resumen, Djokovic anunció que dará batalla, que ha perdido el cetro del tenis que ha lucido 101 semanas, pero que no dará tregua al nuevo rey