Osimhen y Nigeria, los grandes triunfadores
Repleta de innumerables talentos individuales que conforman a su vez un equipo excelso, Nigeria revalidó el título en la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA Chile 2015 con una autoridad incontestable. Además, el combinado africano también tuvo el honor de encumbrar al mejor jugador de la cita planetaria.
Victor Osimhen, máximo goleador del certamen, y Kelechi Nwakali, capitán del conjunto campeón, dejaron su impronta en el torneo. Este último, distinguido con el Balón de Oro adidas al mejor futbolista, se une así a una lista en la que figuran ilustres como Cesc Fàbregas y Toni Kroos, piezas fundamentales hoy día en sus respectivas selecciones.
Osimhen, por su parte, estableció un nuevo récord anotador en la historia del campeonato. Además, el arquero maliense Samuel Diarra, así como el juego limpio de Ecuador, también fueron reconocidos por el Grupo de Estudios Técnicos (GET) de la FIFA.
Balón de Oro adidas: Kelechi Nwakali (Nigeria)
El capitán de los Golden Eaglets fue preseleccionado para el Mundial Sub-17 de 2013, pero no formó parte finalmente del equipo que se proclamó campeón. En esta edición, en cambio, el creador de juego nigeriano fue el primero en levantar el trofeo. En la cancha se comportó como la prolongación del seleccionador Emmanuel Amuneke, asumió siempre la responsabilidad y demostró su sangre fría en situaciones complicadas. Dos goles de penal (para un total de tres tantos), así como tres asistencias, le valieron para hacerse también con la Bota de Bronce adidas.
Balón de Plata adidas: Victor Osimhen (Nigeria)
Osimhen estaba en el grupo de candidatos a conseguir el Balón de Oro adidas antes de que comenzara la fase final de Chile. Hasta ese momento había logrado 39 goles en 71 partidos con su selección, y en el mes de marzo cerró el Campeonato Africano Sub-17 en lo más alto de la lista de artilleros. Las grandes expectativas que había generado el delantero, admirador del costamarfileño Didier Drogba, quedaron más que colmadas en Chile. No en vano, Osimhen vio portería en los siete encuentros del Mundial, y adelantó en el marcador a los suyos en cuatro ocasiones. Con su tanto en la final, su décimo en el cómputo global, estableció además un nuevo récord goleador en la historia del certamen. De este modo, batió la marca que hasta ahora ostentaban el costamarfileño Souleymane Coulibaly (2011) y el francés Florent Sinama-Pongolle (2001). En Sudamérica no encontró rival como anotador, y seguro que aceptó de buen grado el hecho de que fuera su capitán quien le “arrebatara” el otro dorado galardón.
Balón de Bronce adidas: Aly Malle (Malí)
Junto con Boubacar Traore, Sekou Koita y Sidiki Maiga, Malle formó un ataque formidable en esta fase final, una línea ofensiva que sometió a una gran presión a sus contrincantes desde el primer minuto. Como buen atacante, el dorsal número nueve actuó a menudo por detrás de los puntas como distribuidor de juego, desde donde combinó una y otra vez con sus compañeros.
Bota de Oro adidas: Victor Osimhen (Nigeria/10 goles, 2 asistencias)
Bota de Plata adidas: Johannes Eggestein (Alemania/4 goles, ninguna asistencia)
El ariete alemán firmó una fase de grupos excepcional, y con cuatro dianas en tres partidos se encaramó a lo más alto de la clasificación de goleadores al término de la liguilla junto con Osimhen. Sin embargo, la eliminación de su selección en octavos de final a manos de Croacia evitó que el delantero del Werder Bremen alemán ampliara su cuenta, si bien su tempranero botín le bastó finalmente para obtener la Bota de Plata adidas. “Mis principales virtudes son la anticipación y la polivalencia”, declaró el propio Eggestein. Desde luego, los números avalan su análisis, ya que marcó dos goles con la pierna izquierda, uno con la derecha y otro de cabeza.
Bota de Bronce adidas: Kelechi Nwakali (Nigeria/3 goles, 3 asistencias)
Guante de Oro adidas: Samuel Diarra (Malí)
En Chile se coronó por cuarta vez al mejor arquero del torneo. Después del suizo Benjamin Siegrist (2009), del uruguayo Jonathan Cubero (2011) y del nigeriano Dele Alampasu (2013), el turno fue esta vez para Samuel Diarra, quien alcanzó la final con Malí, vigente campeón africano, y desbarató numerosos ataques rivales con paradas espectaculares. El cancerbero brilló en Sudamérica merced a sus fantásticos reflejos y a su excelente dominio de todo lo que sucedió en el área. Diarra apenas concedió cuatro goles en siete partidos, la mejor marca del torneo.
Premio Fair Play de la FIFA: Ecuador
Ecuador alcanzó los cuartos de final en la Copa Mundial Sub-17 de 1995, de la que fue anfitrión, y obtuvo así su mejor resultado hasta la fecha en un torneo de la FIFA. Veinte años después, una nueva generación de futbolistas ecuatorianos igualó esta marca y, gracias a su juego limpio, se ganó también el corazón de los aficionados. En cinco partidos, los ecuatorianos solamente vieron cuatro cartulinas amarillas, una roja por doble amonestación y cometieron 69 faltas. De este modo, el cuadro dirigido por José Rodríguez se alzó merecidamente con el Premio Fair Play de la FIFA. Además del trofeo, las medallas y un diploma, su federación recibió asimismo un cheque por valor de 10.000 dólares, que deberá emplear exclusivamente en material futbolístico para las categorías juveniles.