Paul y Griffin pueden con Ricky y Love en un final de infarto
Blake Griffin y Chris Paul confirmaron la solidez de Los Angeles Clippers en casa, esta vez frente a unos Minnesota Timberwolves que pelearon hasta el final (109-107) y estuvieron a punto de llevarse la victoria con un palmeo de Kevin Love.
Griffin firmó 25 puntos y 10 rebotes, en tanto que Paul, que cuenta por dobles-dobles todos sus partidos esta temporada, registró 21 tantos y 11 asistencias, superando con claridad al español Ricky Rubio, autor de 5 puntos y 10 asistencias en 34 minutos.
Love, majestuoso, acabó con 23 puntos, 19 rebotes y 7 asistencias, mientras que Kevin Martin agregó 30 tantos y Nikola Pekovic otros 25.
Los Clippers han comenzado la temporada con tres victorias seguidas en el Staples Center por primera vez desde la temporada 2006-07.
El choque perteneció a Griffin y Love desde el salto inicial. Fue un enfrentamiento directo de altura, repleto de calidad y con momentos en los que saltaron chispas, aunque el equipo de Rick Adelman se benefició del estado de gracia de Martin -con un 18/28 en triples y promediando 27 puntos en los últimos cinco partidos- para adelantarse al término del primer periodo (23-26).
Love, con algunos síntomas de cansancio tras el esfuerzo realizado la noche anterior frente a los Lakers, dio paso a la potencia y energía de Derrick Williams y Gorgui Dieng, mientras que los angelinos desplegaban el arsenal exterior con una magnífica rotación en manos de Matt Barnes, Darren Collison y Jamal Crawford.
Paul, inadvertido en el arranque, tomó el mando en el segundo cuarto y los Clippers obtuvieron una buena renta (53-42) intercalando una óptima circulación de balón con feroces contraataques culminados de forma contundente por DeAndre Jordan.
Sin embargo, esa ventaja se había disipado al descanso (59-58) tras la reacción de Love y su rocosa asociación en la zona con Pekovic, dos jugadores que mantuvieron un nivel excelente y no cejaron en su empeño hasta darle la vuelta al encuentro (67-69) mediado el tercer periodo.
El partido se había convertido en un pulso entre titanes y un festín para los sentidos, especialmente con el triple de Crawford desde su propio campo y sobre la bocina al término de ese tercer cuarto (85-80), y más adelante con la garra del puertorriqueño Juan José Barea y la espectacularidad de Jordan bajo aros.
Las pérdidas de balón de Minnesota pesaban y los californianos pisaron el acelerador (98-87, m.36), pero la estrategia de Adelman de enviar a la línea de personal a los hombres altos de su rival (especialmente Jordan y Ryan Hollins) funcionó y Martin devolvió la emoción al encuentro (101-99) con 10 puntos casi seguidos.
Doc Rivers salió casi hasta el centro del campo para pedir tiempo muerto con 11,8 segundos y 109-107 en el marcador, pero Griffin falló su penetración y lo mismo ocurrió con los tres intentos finales de que dispusieron los Wolves en manos de Martin, Pekovic y Love.