La policía nacional no está capacitada para garantizar la seguridad de los aficionados que asisten a los espectáculos deportivos, ellos se han cansado de demostrarlo y en el clásico capitalino, Motagua – Olimpia lo volvieron a hacer.
200, 300 o 500 efectivos, da lo mismo los elementos que designen para los partidos más complicados en el fútbol hondureño. Las postales que se vieron en el estadio Nacional simple y sencillamente son penosas.
Aficionados de ambos equipos se van a los golpes, se lanzan piedras, pero esto es un detalle menor porque sucede fuera del recinto, lo verdaderamente incomprensible es que los seguidores se burlen de la seguridad e ingresen con bengalas que lanzan al terreno de juego poniendo en riesgo la vida de los futbolistas y de ellos mismos.
Habría que preguntarles a los encargados de la revisión de los aficionados en los portones o a los administradores del estadio Nacional, porque si son sometidos a minuciosas revisiones lo lógico es pensar que ingresan esos objetos mucho antes del arranque de los partidos.