Real Madrid con gol de Benzema le gana al PSG
Cuando el Madrid mete la velocidad en la ecuación, le cuadra la cuenta. Eso queda de la era Mourinho, que rindió culto a la energía y la guerra relámpago. Apretando el acelerador acabó con el PSG, equipo con futbolistas notables pero de bajísima movilidad. Marcó Benzema un gol muy de su línea, progresaron los nuevos, se protegió bien la defensa, tuvo Kaká minutos sin sal y le puso Cristiano los dientes largos al jeque que apadrina a los franceses.
El Madrid empieza a disimular sus impurezas. Carvajal dio, al fin, sensación de ser lateral para los dos campos, sin distracciones atrás y con nervio y sentido para alargarse en ataque. Pretende abrir hueco para cuando Arbeloa se calce las botas. Isco va y viene en los partidos pero filtra pases magníficos. Modric se siente mejor en el papel de maquinista. Estos tres, más Cristiano, al que es difícil encontrarle un mal día, dieron respuesta a un rival que también está por hacer.
Al Madrid le sujeta sus historia y al PSG su dinero, vino a decir Ancelotti horas antes del partido pero con elegancia italiana. Una cosa perdura y otra se va como vino fue el mensaje implícito. Pero será magnífica la juerga mientras dure. Volvió a impresionar, como en la eliminatoria de Champions ante el Barça del curso pasado, el serpenteo de Lucas Moura. Pastore sólo dejó detalles. Ibrahimovic tocó, cuerpeó y vagueó casi a partes iguales. Metió treinta goles el año pasado pero su vocación de rematador parece perdida. Y Lavezzi erró, insólitamente, dos veces en boca de gol. Dos fallos gruesos que le dejaron realmente mal. El equipo, en líneas generales, pareció más armado pero peor cocinado que el Olympique de Lyon.
El choque tuvo siempre cierto equilibrio y sólo se rompió cuando el Madrid se entregó a la caballería que tanto gustaba a Mourinho. A mayor velocidad, mayor fue la superioridad del Madrid. Salieron al galope Özil y Cristiano y Benzema, de primeras, con esa orientación que permite a los realizadores adivinar dónde están puerta y portero sin mirarlos, metió un gol fantástico de media vuelta para probar que no es ariete de peluche. Va cogiendo la temperatura ambiente. También Özil, para el que el nuevo dibujo tiene ciertas contraindicaciones al perder territorio. Cristiano se vio por momentos en la piel del mediapunta, pero ahí también es excelente. Ofreció velocidad, salida por las bandas y dos cabezazos de ariete de rompe y rasga. Es magnífico en los cinco continentes, en las cuatro estaciones, renovado o sin renovar.
El desgaste en las piernas sopló a favor del Madrid, cuyas contras resultaron cada vez más inquietantes. Frecuentando menos la pelota visitó más veces a Sirigu. A la causa contribuyó la entrada de otro galgo, Di María. El PSG se perdió jugando al paso, manoseando la pelota sin progresos. Un remate cruzado del Lucas Moura fue su único trueno en los instantes finales.
Casemiro volvió a tener minutos, muestra de que ha crecido mucho en el escalafón, y reapareció Kaká, al que Ancelotti todavía cree entre los vivos aunque fuera de punto. Rehabilitarle, con todos los pronósticos en contra, será su obra maestra.