Soñar es poco para para Brasil
En el llamado país del fútbol, son muchos, innumerables, los niños que han soñado algún día con ser jugadores. Sin embargo, hay una enorme diferencia entre imaginarse delante de un estadio lleno cuando en realidad se está en un patio y decidir marcharse de casa para intentar alcanzar algo que se ha convertido en un objetivo vital. Y más aún cuando uno tiene apenas nueve años de edad.
Eso fue lo que hizo el delantero Kenedy, una de las apuestas de la selección brasileña en la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA. “Fue muy pronto, pero me fui solo, en busca de mi sueño”, dice a FIFA.com el muchacho, con toda naturalidad, sin querer dar un aire demasiado romántico a una experiencia que, para muchos, se antoja impensable. Se limitó a hacer una modesta maleta y dijo adiós a Santa Rita do Sapucaí, localidad de poco más de 40.000 habitantes situada en el estadio de Minas Gerais, y se lanzó a la carretera.
Su trayectoria lo condujo por diversas etapas, de un sitio a otro. Primero pasó por el Friburguense. “Me quedaba en la concentración, con mis amigos, y también había más gente de mi ciudad en el club, me quedaba con ellos”, cuenta. A partir de ahí, enumera: “Pasé por el Vasco, jugué en el São Paulo y en el Atlético Mineiro”. Hasta que llegó al Fluminense para quedarse, en 2009, consolidándose definitivamente en el equipo de Río de Janeiro.
Un futbolista rodado
Cuatro años después, tras causar sensación en las categorías inferiores mediante su juego dinámico, considerado completo, saltó etapas, y actualmente forma parte del plantel profesional del club, con el que ha disputado partidos de la liga brasileña este año. “Tenemos muchas esperanzas depositadas en este jugador. En mi opinión, posee casi todos los fundamentos de un buen futbolista, como remate de cabeza, pase, finalización, además de la fuerza y la estatura. Esperamos que no acuse la presión y consiga superar las expectativas”, afirmó el director del departamento de fútbol del Flu, Rodrigo Caetano, cuando se decidió que diese el salto al primer equipo.
Kenedy pasó a compartir entonces vestuario con jugadores como los campeones de la Copa FIFA Confederaciones 2013 Fred y Diego Cavalieri o el ya retirado Deco. Eso, sumado a su precoz rodaje, hace que pueda ser considerado uno de los casos poco comunes de futbolistas “experimentados” en un Mundial sub-17, siempre guardando las debidas y obvias proporciones.
“Al subir de nivel, el contacto que se establece es muy beneficioso. Me dan muchos consejos. Es positivo que haya aquí jugadores de nuestra categoría, porque tenemos la oportunidad de transmitir lo que hemos aprendido”, explica el jugador, autor de seis goles durante el Sudamericano, y que por cierto ya se ha proclamado campeón de un torneo internacional celebrado en Oriente Próximo: fue uno de los protagonistas del Flu que ganó la Al Kass International Cup este año, superando a clubes como Real Madrid, Inter de Milán, Liverpool, París Saint-Germain o Boca Juniors.
Metas diversas
En Emiratos Árabes Unidos, recuperando poco a poco el ritmo después de que una lesión en el pubis lo mantuviese alejado de los terrenos de juego, actúa saliendo del banco de reservas. En el choque de cuartos de final ante México, la sanción del centrocampista Boschilia, máximo goleador del equipo hasta ahora, ha dejado un puesto disponible.
Kenedy todavía no se ha estrenado como anotador, algo que preocuparía a cualquier punta, pero sí ha influido en la campaña de los brasileños, al dejar huella en el campo con su explosividad física y su potencia en el disparo. Estas cualidades quedaron de manifiesto frente a Honduras, en el último compromiso de la fase de grupos, y ante Rusia, en octavos. En ese primer encuentro de las eliminatorias, entró en el minuto 66, cuando el marcador aún señalaba un 0-0. En el 72, Brasil ya se había adelantado.
“Estoy satisfecho, entré y cumplí con mi parte, al ayudar al equipo. Cuando te llaman, hay que saber dónde se puede contribuir. Hay que estar preparado siempre”, afirma. “Tenemos confianza. Aunque haya algunas bajas, contamos con recambios en el banquillo que también pueden sumar”.
Llegar a ser futbolista profesional, vestir los colores de la selección brasileña y disputar una Copa Mundial de la FIFA: todo esto puede parecer un sueño, o un objetivo, muy lejano para cualquier muchacho brasileño, pero Kenedy ya lo ha logrado. Ahora únicamente tiene que seguir trabajando para alcanzar otras metas. “Si todo sale bien, espero poder marcar, pelear por otra victoria y tratar de conseguir ese título”.