Steve Nash cumple 40 años repletos de baloncesto
Tal día como hoy, hace 40 años, Stephen John Nash vino al mundo en Johannesburgo (Sudáfrica). Con poco más de un año su familia se desplazó a Canadá, país en el que pasó su infancia y en cuya selección nacional acabaría competiendo. Gran amante del deporte, antes de comenzar a jugar al baloncesto, practicó fútbol y hockey hielo (el deporte nacional canadiense). Tras una exitosa etapa como jugador universitario en los Broncos de la universidad californiana de Santa Clara de la NCAA y ser nombrado en dos ocasiones Mejor Jugador del Año en la Conferencia de la Costa Oeste (West Coast Conference), recaló en la NBA tras ser elegido en el draft de 1996 por los Phoenix Suns en el puesto 15.
Desde entonces, su trayectoria es de sobra conocida por muchos. Se trata de uno de los mejores bases en la historia de la NBA. Dos veces MVP de la Liga Regular (temporadas 2004/2005 y 2005/2006), comparte junto al alemán Dirk Nowitzki (fueron compañeros en los Mavericks) el honor de ser los dos únicos jugadores en recibir este galardón sin poseer la nacionalidad estadounidense.
Su envidiable manejo del balón, su capacidad para leer el juego de ataque y encontrar espacios que casi nadie intuye para asistir a sus compañeros, son algunas de sus señas de identidad más destacadas. Si a esto le añadimos una muñeca letal, que ha hecho de él un consumado lanzador de media y larga distancia, podemos afirmar que se trata de una auténtica amenaza para las defensas rivales. Un jugador cuyo estilo eleva la categoría del baloncesto a puro espectáculo, condición que le ha hecho ganarse a lo largo de su trayectoria la admiración del público y el respeto de sus rivales.
Sin embargo, la dura competencia que se encontró en Phoenix durante sus dos primeros años (compartió posición con Kevin Johnson, Sam Cassell y Jason Kidd) hicieron que fuera traspasado en el verano del 98 a Dallas. En su primera temporada, la del lockout, se ganó la condición de titular, si bien la marcha del equipo no fue la deseada. Ya en su tercer curso en Texas, promedió 15,6 puntos y 7,3 asistencias por noche, que junto a la eclosión de Nowitzki y el gran rendimiento de Michael Finley llevaron a los Mavericks a los playoffs. Desde entonces, la franquicia de Cuban (su propietario) pasó a convertirse en uno de los equipos a tener en cuenta. En la postemporada 2002/2003 los más de 16 puntos y 7 asistencias de Nash, fueron una de las claves del espectacular rendimiento de los ‘Mavs’. Llegaron a las finales de la Conferencia Oeste, donde los Spurs (a la postre ganadores del anillo) les derrotaron 4-2. El año posterior sería el último de Nash en Dallas.
Como agente libre regresó a los Suns para comenzar la temporada 2004/2005. Y lo hizo con galones de ‘all star’, al haber disputado por primera vez el partido de las estrellas en 2002 y repetir en 2003. En su segunda etapa en Arizona acabaría disputando otros cinco más, además de perderse por lesión el de Las Vegas 2007, para el cual también había sido seleccionado.
En Phoenix se acabó labrando definitivamente un hueco entre las leyendas. Su llegada convirtió al equipo de D’Antoni en el equipo de moda. El célebre Run&Gun, basado en una propuesta de juego de correr todo lo posible para conseguir el mayor número de lanzamientos en cada partido supuso un ‘boom’ en la Liga que acabó con la hegemonía de las defensas en beneficio de estilos más ofensivos. Y para ello, no existía playmaker mejor que Nash. Junto a jóvenes jugadores de la talla de Amar’e Stoudemire, Shawn Marion y Joe Johnson, los Suns alcanzaron las finales del Oeste en 2005 y 2006, años en los que el canadiense se alzó con sendos MVP. No obstante, de nuevo los Spurs y posteriormente sus antiguos compañeros, Dallas, se cruzaron en su camino.
Aquel equipo se fue deshaciendo con la marcha de jugadores como Joe y Quentin Richardson, Marion y el propio D’Antoni en 2008. No obstante, en 2010 con Alvin Gentry en el banquillo y con Grant Hill, Jason Richardson, Robin Lopez o Barbosa en el roster, Nash se encontró ante su última gran oportunidad de conseguir el anillo. Una vez más, las finales del Oeste fueron su tope. Con 2-2 en la serie, un tiro ganador de la bocina de Metta World Peace (por entonces Ron Artest) supuso el punto de inflexión de la serie a favor de los Lakers de Kobe y Gasol.
Tras dos últimos cursos en los Suns, donde continuó firmando grandes números, acabó fichando por los Lakers en un sonado verano de 2012 para los angelinos junto a la llegada de Dwight Howard. La expectación levantada e ilusión desbordada fue inversamente proporcional al rendimiento del equipo, que cayó en primera ronda (con Kobe lesionado) y con un Nash renqueante durante todo el curso.
En el presente, las cosas siguen empeorando en L.A. con unos Lakers desastrosos en defensa y muy lejos de los playoffs. En lo personal, las lesiones suponen un continuo quebradero de cabeza para Nash, quien apenas ha disputado siete partidos. El último de ellos, el de su reaparición esta semana ante los Wolves.
Si bien el jugador no ha mencionado aún en qué momento optará por retirarse, la realidad invita a pensar podríamos estar ante el último año de un jugador único. Un futuro miembro del ‘Hall of Fame’, que hoy, con 40 años, aparece como el cuarto jugador en el ranking histórico de asistencias totales con 10287 (8,5 por partido). Sólo le superan Stockton (15806), Kidd (12091) y Marc Jackson (10334), aunque este último aún puede ceder su puesto en el pódium en beneficio de Nash.