Susie Wolff, la mujer piloto que busca lugar en F1
El calendario de vida de Susie Wolff tiene tachado el 17 de octubre de 2012 como el día en que el sueño de correr en la F1 parecía ser ya una realidad.
Han pasado tres años desde aquel día en que la ilusión de correr un Gran Premio de Fórmula 1 y sumar su nombre al de pilotos históricos, como Maria Teresa de Fillipis —la primera mujer en competir en un GP de F1, en 1958—, volvió a cobrar sentido para la piloto escocesa Susie Wolff.
El sonido del monoplaza Williams FW33 aún retumba en su imaginación. El circuito de Silverstone, en Inglaterra, escenario elegido para escribir un nuevo capítulo en la historia de las mujeres en la F1, no tenía espectadores en las gradas en aquella jornada, pero sí decenas de fotógrafos y camarógrafos dispuestos a pelear centímetros para colocarse en la mejor posición frente al automóvil con el que Wolff soñó por años.
Mientras los ingenieros ajustaban los últimos detalles para la primera prueba de la británica en un auto F1, los nervios de Susie, enfundada en un traje blanco y con los guantes cubriendo una manicura perfecta, parecían rebasados mientras se preparaba para iniciar la carrera más importante de su vida: la búsqueda de una oportunidad como piloto de la F1.
Aquella mañana fría de octubre de 2012, la piloto de 29 años debía probarle a uno de los equipos más longevos y emblemáticos de la historia de la F1 que el volante y el acelerador no distinguen géneros: ¿acaso será la primera mujer que después de más de 30 años vuelva a formarse en una parrilla integrada solamente por hombres, en la categoría reina del automovilismo deportivo? ¿Será la elegida para sumar puntos en un Gran Premio tal y como lo logró en España, en 1975, Lombardi?
“Me gustaría ser la mujer que lo logre”, dice, convencida al otro lado del teléfono, mientras disfruta de sus últimos días de vacaciones en Costa Esmeralda, en el norte de Cerdeña, Italia