Un Nadal a tope se gana los octavos
A 20 grados justitos como temperatura ideal en el Rod Laver Arena, esta vez no tocó drama para Rafa Nadal. El drama o dramón ya lo había vivido Roger Federer en su calvario de mediodía ante Andreas Seppi. Durante dos sets, lo que hizo Nadal ante Dudi Sela fue un entrenamiento ante el distinguido público del Arena. En la tercera manga, Sela aprendió la lección y se reactivó ante un Nadal harto de percutir en una sola dirección. Ahí, el israelí disfrutó siete ocasiones para hacer ‘break’ sobre el servicio de Rafa… sin concretar ninguna: 0/7. Al fin, todo terminó en dos horas y cuatro minutos: 6-1, 6-0 y 7-5 para Nadal, que se adentra en octavos ante el cañonero sudafricano Kevin Anderson: número 15 del mundo, 2,03 de altura. Nadal ganó a Anderson (en 2010) la única vez que se han cruzado.
Desde el punto de vista técnico, en los dos primeros sets se trató de la lapidación del revés que Sela maneja con una sola mano, a través de la granizada de adoquines que eran los mazazos que Nadal descargaba como con aspas de molinillo. “Si nosotros hubiéramos tenido que ejecutar con las raquetas de madera esos golpes con ese arco del hombro y esos movimientos de brazo como los hace Rafa Nadal, nos habríamos quedado sin hombro”, dijo a AS el australiano John Newcombe, campeón de siete torneos individuales de Grand Slam.
En 18 minutos, y tras pedir ‘Ojo de Halcón’ en el primer saque de Dudi Sela (1,75 de altura, primeros servicios a 158 km/h), Rafa vencía por 4-0. En solo 57 minutos, Nadal ya había cerrado los dos primeros sets con 6-1 y 6-0… y con más del doble de puntos ganados a esas alturas que el soldadito Sela: 52-25. Las únicas atenciones que Nadal había reclamado eran ‘bananas y agua’. Tras el 1-0 que abrió la tercera manga y que redondeaba un parcial de 9-0 para Rafa, Sela ganó su primer juego desde el 4-1 del set inicial…y el Rod Laver Arena saludó el acontecimiento con una ovación estruendosa para el israelí de Kiryat Shmona.
En el tercer set, Nadal pareció atravesar una crisis de aburrimiento: y Sela se reactivó. El israelí saltó de ganar el 21% de puntos con segundos servicios hasta más del 40%, aunque al fin acabó en 37%. Nadal tuvo arrojo (y alguna ayuda de la cinta) para no sufrir roturas en ninguno de los siete puntos de ‘break’ que tuvo que rescatar ante un Sela crecido. Al fin, Rafa, espoleado por su tío Toni, apretó los dientes y los puños y cerró el partido al resto en el duodécimo juego del tercer set. En total, 43 golpes ganadores (con cuatro saques directos) y 25 errores no forzados para un Nadal ya en octavos y al que cabe garantizarle algo con certeza: Anderson nada tiene que ver con Sela.