Vettel gana el último GP del año y Alonso fue tercero
Gota a gota fue llegando el diluvio en este lugar de Sao Paulo, rodeado de favelas y lagos donde desde hace años existe un circuito de leyenda. Donde acabó todo, de momento. Eran las 15:45 horas cuando un muchacho con barba rubia escuchaba una vez más el himno de su país con la vista al cielo, allá en las nubes en las que vive este año. A su lado un español le miraba debajo de su bándera, hubo un momento en que se cruzaron sus ojos y chocaron las manos. Nos vemos en 2014 parecían decir estos dos héroes de un deporte tan intenso como especial. Después bañaron a su colega de podio de ayer.
Así sucedió entre Vettel, Alonso, tercero en Brasil, y Webber, segundo. Sebastian el campeón, cuatro veces seguidas, el piloto que ha ganado las nueve últimas de manera consecutiva, trece este año, igualando el récord de Schumacher en 2004, aquella vez hubo una carrera menos, pero el dominio del pequeño alemán recuerda este año al mejor Kaiser. Es un piloto que ha entrado en la historia y así hay que decirlo. Es cierto, también es obligatorio recordarlo, que ha contado con un coche espectacular, pero esta temporada ha ofrecido algunas exhibiciones que van más allá del lápiz de mentira de Newey, ha demostrado que es un piloto de un talento extraordinario y así debe ser reconocido.
Alonso, el piloto al que todos señalan como el mejor de los mejores a pesar de sus años sin ganar, el hombre que es capaz siempre de ir más allá de los límites, de llegar donde los demás sueñan, de permitir que los demás sueñen con imposibles a pesar de que este año Ferrari no le ha dejado sonreír. Y Mark, el que se despedía, el australiano que suele decir lo que piensa, que acabó rodando sin casco sintiendo sus últimos momentos a los mandos de un coche histórico, el tipo que dejó de ser campeón en Abu Dhabi 2010 para pasar a ser solo un buen piloto. Podio de justicia, los dos del mejor coche y el mejor piloto.
Puede parecer atrevido decirlo en un año como éste de Vettel, pero me enseñaron a decir la verdad de lo que veo, de lo que siento. Aunque es cierto que este alemán ha crecido tanto como persona y como piloto, como estrella del deporte, que está muy cerca de su enemigo español. Enemigo muy íntimo. Solo piensan el uno en el otro. Y ambos ya miran a Australia 2014.
En la salida de ayer, por ejemplo. Alonso quería pasara a Vettel, Vettel quería que no le pasara Alonso. Al final el de Red Bull cerró de manera brusca al asturiano y a uno le adelantó Rosberg y a otro Hamilton. De cualquier manera fue un espejismo en un día de lluvia. Porque los dos Mercedes se volatilizaron, Seb destrozó a Rosberg y Alonso a Hamilton y después también a Nico. Primero y segundo en el inicio de la carrera. Hasta que la máquina recordó su importancia y los toros rojos del coche de Webber rugieron, era la vuelta trece. A partir de entonces, con Vettel en su universo particular disfrutando de cada curva, la batalla fue entre los dos amigos. Alonso pudo con Mark gracias a la estrategia y un error de Red Bull en la parada, pero se la devolvió el australiano con los neumáticos más blandos.
Y mientras la lluvia seguía esperando a que la carrera terminara. Al final los tres primeros en ese órden, pese al fallo de Red Bull en la segunda parada de Vettel, con menos movimiento del esperado. Podio de Alonso, vuelve a su sitio cinco grandes premios después. Al menos una sonrisa para terminar. Por detrás Massa indignado y sancionado tras luchar con Hamilton, el inglés tocándose con Bottas, el McLaren de Button cuarto y Checo remontando, Maldonado en su trompo del día… y el año que termina. Mañana empieza 2014, ya falta menos…