Vettel vuelve a ganar y Alonso logra un gran segundo puesto
Lanzar la vida al azar, al destino y confiar en el talento, rozar los límites y los muros, a otros coches y a otros genios, salir a ganar, a por todas y más, adelantar en una curva a cuatro pilotos en un imposible, arriesgar en la estrategia por si acaso… para ser segundo.
Fernando Alonso lo hizo todo bien, muy bien, Ferrari durante la carrera también, pero… En esta carrera de Singapur hemos visto una de las mayores exhibiciones de los últimos años con un piloto subido a raíles, pilotando como un delineante, rasgando la pista en un videojuego real para ganar y ganar y volver a ganar. Sebastian Vettel se llevó la victoria, la séptima de la temporada, es líder del campeonato con 60 puntos de diferencia sobre el español y va camino de convertirse en el nuevo Alain Prost.
En cuatro vueltas le sacaba siete segundos a Rosberg y diez a Fernando. Increíble. Así siguieron las cosas con más y más diferencia cada vez a favor del germano. En la primer parada Alonso, que estaba a 3,5 de Rosberg salió justo detrás de Di Resta al que no podía adelantar y se le acercaba Webber. Cuando el británico de Force India entró a boxes estaba a más de ocho del alemán de Mercedes y con Vettel casi celebrando la victoria en la piscina del hotel Marina Bay Sands. Pero en la vuelta 25 llegó el coche de seguridad de cada gran premio en Singapur, perdió el control Daniel Ricciardo de su Toro Rosso y todo se agrupó.
Es el momento en que Ferrari intenta una estrategia suicida por si acaso. Y casi funciona del todo. Alonso se queda quinto por detrás de Vettel, Rosberg, Webber y Hamilton, los dos coches mejores que el suyo y con Grosjean muy cerca, otro coche más veloz. Alonso a casi 70 puntos de Vettel en ese momento. Pero la estrategia, unida a un pilotaje muy fino del asturiano para no desgastar en exceso los neumáticos, funcionó y cuando fueron entrando unos y otros Alonso llegó a la segunda plaza.
También entró Vettel y llegó Fernando a los cuatro segundos y medio. Pero terminó la carrera a 32 del alemán. Seb hizo, probablemente la mejor carrera de su vida, pero Alonso volvió a demostrar la clase de piloto que es, salía séptimo y terminó segundo. Ahora quedan seis carreras para un milagro. Es imposible, pero esto es un deporte. Y de motor.
En la última vuelta se le quemó el coche a Webber, el otro Red Bull, el que no vuela tanto, será que Mark no es muy bueno quizá. Y el australiano llegó a boxes subido al Ferrari de Alonso. Vettel lleva un coche de época y él es un piloto extraordinario, un auténtico avión que ayer estaba acompañado en el podio de los dos hombres que el próximo año subidos a una leyenda roja intentarán romper su dominio, Raikkonen, tercero, Alonso, segundo.
Y Vettel sí, primero. Otra vez. Este cánibal con cara de romper platos para divertirse deja en poca cosa las hazañas del español que sufre sin la victoria a pesar de todo, a pesar de lanzar la vida al azar, el destino y el talento… En Corea más. Quizá haya sorpresa, quizá no gane el avión azul alemán. Alonso seguirá sin rendirse. Por si acaso el destino…