Vidal entra con muy buen pie en el Barça
Si la cara es el espejo del alma, las sonrisas de oreja a oreja que ilustran esta página describen a la perfección cómo ha recibido el vestuario del FC Barcelona al nuevo fichaje, Arturo Vidal. Leo Messi, en el centro de la imagen, sale al campo de entrenamiento de la Ciutat Esportiva ‘empatando’ en su gesto feliz con su amigo Luis Suárez y con el ‘guerrero’ chileno que llega al Camp Nou anunciando que viene a “ganar tres Champions”.
Lo cierto es que el aterrizaje del exjugador del Bayern de Múnich y de la Juventus, en una gestión rápida del club azulgrana tras la salida relámpago de Paulinho Bezerra con billete de regreso a China, confirma que el Barça se está esforzando en tener la plantilla más competitiva y eso, como pocas cosas, convence a los pesos pesados del club, ya sean jugadores, técnicos o directivos.
De hecho, las primeras horas del ‘Rey Arturo’ en Barcelona recuerdan también a cómo los cracks culés, con Messi a la cabeza, dieron una bienvenida sinceramente entusiasta a Paulinho hace ahora un año. Como en estos momentos ocurre con Vidal, el internacional brasileño parecía un ‘piernas’ que encontró en el grupo de profesionales la fe que parecía negarle un sector del entorno del barcelonismo. Igual pasa con el chileno, como si su habitual titularidad en clubs del nivel de exigencia del Bayern o de la Juve no fueran ya suficiente aval. Vidal encarna al perfil de futbolista ambicioso que prefieres tener de tu parte que en el bando de enfrente. Eso explica no sólo la buena cara de Messi y Suárez, que le han sufrido en sus duelos entre selecciones y clubs y que valoran por referencias profesionales, sino también las primeras palabras del técnico Ernesto Valverde al argumentar el fichaje del todocampista andino. “Hay jugadores que marcan el estilo y otros que lo enriquecen”, apuntó en Estados Unidos el técnico antes de dejar una frase que sonó a reproche a los críticos: “Parece que si te desvías del ADN un milímetro te pasas de la línea, cuando se trata de enriquecer”.
Con los cracks y el entrenador contentos, los directivos tienen una mirada global que debe combinar la gestión deportiva con la económica y lo que están viendo les gusta: se ha cambiado a Paulinho por Vidal y el Barça ha ganado 30 millones en ese viaje. Es la diferencia entre los 50 millones de euros que dejará el Guangzhou por Paulinho y los 20 que se pagarán al Bayern por Vidal.
Luego, el rendimiento determinará el recuerdo que deje Vidal en el Barça, pero si hay que atenerse a la despedida que le dedicó Frank Ribéry, crack del Bayern, al chileno -“hermano, no sabes a qué punto te voy a echar de menos, eres el mejor”-. la perspectiva no puede ser más halagüeña.