Vieja escuela de F1, símbolo de Nigel Mansell
Nigel Mansell está orgulloso de pertenecer a la “vieja cepa” de la Fórmula 1, a esa camada de pilotos que no temían manejar al límite un bólido que necesitaba el uso de la “fuerza bruta” para soportar el volante y carecían de múltiples medidas de seguridad.
El piloto británico “arriesgaba la vida” a bordo de los Lotus, Williams, Ferrari y McLaren que manejó hace tres décadas; ahora, Mansell “desdeña” de cierta forma los modelos actuales de la máxima categoría debido a todas las ventajas que ofrece a los que controlan el volante de un F1.
“Mucho ha cambiado la F1 desde que competía. Lo que más lamento es que el auto ya no es tan físico, no necesitas ser tan fuerte ahora para ser un piloto ya que cuentas con la ventaja de la dirección asistida”, explicó en exclusiva a Medio Tiempo el Campeón de F1 en 1992.
“En mis tiempos, los pilotos llevaban al auto, ahora, pasa lo contrario, el carro lleva al piloto hasta cierto grado. El talento aún es esencial, pero extraño el uso de la fuerza a la hora de manejar en los pilotos de hoy”, agregó el último ganador del GP de México.
Como dato curioso, Mansell logró subirse a un F1 actual hace menos de un lustro. Incómodo con el vehículo, el inglés pidió desconectar todas las “ventajas eléctricas” que poseía. Los técnicos no podían creer que con casi seis décadas de vida pudiera controlar el bólido.
“Así manejábamos antes, no entiendo cuál es el problema ahora”, sentenció.
CONSENTIDO DE LAS PISTAS MEXICANAS
Mansell es consentido de las pistas mexicanas, sus intensos duelos contra Alain Prost y Ayrton Senna son recordados por la fiereza de los rebases que protagonizaron. La habilidad al volante del oriundo de Worcestershire le ganó ser inmortalizado en el nuevo circuito del Autódromo Hnos. Rodríguez ya que una de las curvas llevará su nombre.
Será la emblemática curva 17 del circuito mexicano la que tenga el nombre “Nigel Mansell”, y es la última de la antigua peraltada, justo en la esquina previa a la recta rumbo a la meta del recinto en homenaje al temerario y casi imposible rebase que logró sobre Gerhard Berger en 1990.
Siempre polémico, el ganador de 32 “Poles” recuerda la última vez que estuvo en territorio nacional, hace 23 años, cuando el golf era parte de su rutina previo a tomar el volante.
“No había tiempo para visitar lugares famosos. Soy un fanático del golf y cuando podía me escapaba para jugar durante mi estancia en México. Siempre aprecié que la esférica volara más que a nivel del mar, eso me hacía sentir como un jugador profesional”, relató.
Uno de los retos que tendrá Mansell durante el GP de México de este año es probar la gran variedad de comida, ya que durante sus viajes a la capital en antaño no podía debido a los altos niveles de seguridad y el poco tiempo libre que tenía en la competencia.